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Cierre de Frutsol

"En los almacenes de naranjas no nos quieren y en las ETT nos pagan la mitad"

Familias enteras de Sollana se quedan sin su principal fuente de ingresos y tampoco tienen una prestación por desempleo

"En los almacenes de naranjas no nos quieren y en las ETT nos pagan la mitad"

De la noche a la mañana, sin trabajo, sin una prestación por desempleo, sin expectativas de encontrar un empleo estable a corto plazo y con una familia que mantener. La realidad se presenta más cruda que nunca para muchas familias de Sollana tras el cierre del almacén hortofrutícola de Frutsol. El cierre de esta empresa por problemas económicos para afrontar la campaña de la naranja ha dejado en la calle a 734 trabajadores, 400 de los cuales son vecinos de Sollana y, en su gran mayoría, padres y madres que tienen una familia a su cargo. Los trabajadores consultados por Levante-EMV se muestran entre afligidos por la difícil situación que se les presenta y enfadados porque algunos consideran que la empresa debería haber llevado a cabo una mejor política laboral durante estos últimos años para evitar el cierre de la empresa.

Una empleada que lleva trabajando 19 años en Frutsol califica la situación de «caótica» porque «muchas familias vivían del almacén» y ahora «no tienen nada, no cobran nada». Algunos de estos trabajadores eran «fijos-discontinuos» que han agotado sus prestaciones de desempleo y esperaban iniciar esta campaña para tener unos ingresos. Esta trabajadora se muestra pesimista. «Somos 700 y pico los trabajadores despedidos y colocarnos a todos en otros almacenes es muy difícil porque están cerrando todos» lamenta la afectada.

Son gente que ha trabajado toda su vida en el almacén y encontrar trabajo en otros sectores les va a resultar muy difícil porque han crecido laboralmente al calor de un sector que era clave en la Ribera y que ahora languidece. Por eso, los afectados quieren poder cobrar cuanto antes sus indemnizaciones, aunque según les han dicho podrían tardar un año.

Empresas temporales

El responsable de uno de los grupos de «collidors» de Frutsol, que llevaba 20 años trabajando para la empresa, se muestra preocupado: «no tenemos nada, en los almacenes de naranja no nos quieren y en las ETT nos pagan la mitad». Este afectado tiene más de 50 años y podría optar a cobrar un subsidio, pero ésta tampoco es la solución porque 400 euros no le da para vivir. «¿Con 400 euros puede vivir alguien? ¿Te da para pagar la luz y el agua y vivir?» pregunta de forma retórica, dando a entender que necesitan un salario digno para subsistir.

Otra trabajadora, que también llevaba 20 años en la empresa hortofrutícola, cuenta que espera poder ir a trabajar algún fin de semana al almacén vecino de «Greenmed», la única gran empresa del sector que resiste en la Ribera Baixa. Pero esto no te da para ganarte un salario decente. Esta afectada también se muestra molesta porque, aunque el cierre era algo que se sospechaba, desde la empresa les comentaron a principios del año 2015 que la situación era bastante buena. No obstante, hace dos años les redujeron el sueldo y algunos operarios tuvieron que doblar las horas de trabajo. De momento se desconoce cuál será el futuro de las instalaciones de Frutsol y si otra empresa decidirá hacerse cargo.

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