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El director de escena

Un Sotheby´s entre cañas y barro

Estanislao Valero, «Lao», es una institución en Silla tras dirigir la subasta de puestos de caza del vedat cada 9 d´Octubre durante los últimos 37 años

Estanislao Valero, «Lao», el viernes, en la subasta de puestos de caza. vicent m. pastor

Estaba a punto de finalizar 1978 cuando Estanislao Valero Lahoz, más conocido como Lao, hizo de subastero por primera vez en los puestos de caza del vedat de Silla. Fue un 9 d´Octubre en el antiguo Cine Rex, hoy desaparecido, ante un concurrido y poderoso auditorio al que dos guardas rurales animaban «con tragos de cazalla y coñac». El viernes pasado, 37 años después de aquello, Lao ordenó una vez más la orquesta de gestos de una concurrencia que ahora se alienta sola a base de gin-tonics en el bar de la piscina y que, para desgracia de sus oídos, «grita sin parar» y convierte la puja «en una auténtica locura».

El hombre comenzó casi de casualidad y hoy es ya toda una institución en una subasta ancestral que cada año reúne a lo más exquisito de la sociedad cinegética valenciana, dispuesta a pagar miles y miles de euros por abatir los patos de l´Albufera durante apenas ocho días. «Antes las cosas eran muy diferentes „recuerda Lao„, la gente guardaba más el orden y el dinero estaba más señalado: los ricos eran muy ricos y el resto se quedaba lo que le dejaban».

Entonces, entre el público estaban siempre las personalidades más acaudaladas y poderosas de Valencia y l´Horta que, luego, acudían a las tiradas del vedat. «Era gente muy importante „rememora„; pujaban en persona por los puestos que más les interesaban y ahora, sin embargo, envían a testaferros para que hagan por ellos ese trabajo».

Los enclaves más deseados «eran el 15, 16 y 18» porque se encontraban situados «en medio del vedat» y «lo normal era que entrasen mejor allí los patos», cuenta. Ahora, los puestos que más dinero cuestan son el 12, el 6 y el 5, que se han quedado en el centro del coto «después de que Albal y Catarroja cerrasen sus vedats».

Sin embargo, no siempre es así y, en ocasiones, hasta Lao se sorprende por los resultados de las subastas. «A veces hay mucha gente al principio de las pujas y luego apenas se sacan ingresos „subraya„, y otras casi no hay personal pero cuando acabas, te dices: "¿De dónde ha podido salir tantísimo dinero"?».

Y es que el vedat de Silla es uno de los más codiciados por los aficionados a la caza de aves acuáticas. «Muchos de los que vienen por primera vez se sorprenden de que haya un coto tan fabuloso como éste a apenas unos kilómetros de Valencia», dice el subastero, que achaca «sin duda» a esa ventaja el éxito que cada año registra el vedat local. «En comparación con otros „dice„es el que mayor rendimiento obtiene». Y es cierto, puesto que los 19 puestos que salen a subasta logran recaudar prácticamente lo mismo que los que ofertan más de medio centenar.

Por eso, en Silla se dan cita cada año «importantes empresarios» que utilizan las jornadas de caza para cerrar negocios mientras, cada vez más, se merma la participación local. «Hace 30 años tiraban los ricos y los pobres, pero ahora hay mucha gente con dinero en los puestos buenos mientras que de Silla apenas quedan dos cuadrillas».

No obstante, la actividad cinegética supone un desahogo para la economía local «porque trae muchos contratos de barqueros, cocineros o cebadores», vecinos que trabajan unas semanas para esos empresarios a cambio de un pellizco económico.

Y, sin embargo, pese al éxito del vedat, la caza cada vez es más exigua. «Antes se abatían muchos más patos „asegura Lao„, pero son muy listos y algunas especies ya prácticamente ni se matan. Y aún así, ya ves, la gente sigue pagando millonadas por venir aquí; algo tendrá».

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