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Patrimonio histórico

Los grafitis históricos del Castell d'Alaquàs

El ayuntamiento impulsa un proyecto para restaurar y sacar a la luz la colección de fragmentos del pasado que los moradores del palau dejaron impresos en sus muros

Los grafitis históricos del Castell d'Alaquàs

La expropiación del Castell-Palau de Alaquàs por parte del ayuntamiento en el año 2002 „el acceso al inmueble se produjo en 2003„ y la rehabilitación integral del edificio, entre 2005 y 2007, fueron parte de un proceso que permitió sacar a la luz numerosos elementos de valor que se desconocían y que han arrojado nuevos datos sobre la historia local y de los valencianos. Un grupo multidisciplinar de expertos, que incluía a algunos de los mejores en su campo „arqueólogos, especialistas en artesonados o en pavimentos cerámicos y también historiadores„, supervisó la restauración del bello monumento, a las órdenes del arquitecto Vicent García.

Además del propio monumento, que hoy alberga un gran centro cultural con salas de exposiciones y la escuela de adultos, uno de los legados que tienen los vecinos desde entonces es un amplio conjunto de graffitis que se conservaban bajo las capas de enlucidos de los muros interiores y que se descubrieron al realizar catas.

Los trabajos del equipo de arqueólogos dirigido por Paloma Berrocal y Víctor Algarra, desvelaron estos fragmentos de historia rotulados en las paredes, que fueron catalogados y posteriormente protegidos para evitar su deterioro. Una década después, el consistorio va a acometer un proyecto para recuperarlos y hacerlos visibles. Las celebraciones del 13º aniversario de la recuperación del Castell, que culminaron ayer, han tenido este conjunto de graffitis como protagonista.

«La colección, con el paso de los años, ha ido adquiriendo un alto valor histórico y patrimonial gracias al estudio e interpretación de algunos de los textos que nos introducen en la cultura popular, religiosa e incluso literaria de las personas que habitaron el Castell». explican los arqueólogos. El más antiguo de estos pequeños dibujos está datado en 1541.

«Las paredes se usaron como soporte de escritura para comunicar mensajes de muy diversa índole e incluso ostentar la posición social de la familia propietaria del edificio, para reflejar la religiosidad de los que vivían en él, los sueños y las aficiones o para utilizarlas como pizarras en las que se apuntaban pensamientos más o menos profundos, sentencias, anécdotas e incluso la pasión por la literatura y la cultura del momento», indican ambos expertos. También se dibujaron imágenes, entre las que destacan los dibujos de barcos, símbolos religiosos (relacionados con la pasión y crucifixión de Jesucristo), figuras antropomorfas, zoomorfas, arquitecturas y «unos peculiares cuchillos y puñales que se trazaron en el calabozo».

Algarra y Berrocal señalan especialmente tres graffitis, que pudieron ser escritos por miembros de la familia de los señores de Alaquàs. En la galería se escribieron hacia mediados o segunda mitad del siglo XVI dos de contenido literario. «Viva la casa de Mongrano y Claramonte y muera la de Magança», dice uno de ellos, en referencia a los protagonistas del poema épico y caballeresco «Orlando Furioso» de Ludovico Ariosto, uno de los libros de caballerías que el Quijote más alababa y que le sirvió de inspiración para emprender sus aventuras. El «Orlando» es una narración sobre acciones heroicas y traiciones, lances amorosos y batallas, magia y encantamientos. Bajo la frase mencionada se dibujó una escena de lo que parece un desembarco en una playa con barcos en el mar y tiendas de campaña en tierra, junto a unas torres. «Aunque de tosco trazado, recuerdan a algunos de los grabados que acompañan a la edición de Urrea de 1549 y a la de Venecia de 1584», indican los arqueólogos.

Próximo a este graffiti, se hallaron rotulados una serie de versos de la copla castellana «Entre el Sentimiento y el Conocimiento», principal poema de Alonso Pérez de Vivero, II Vizconde de Altamira (1458-1508), noble de la corte de los Reyes Católicos, que fue recopilado en el Cancionero General de Hernando del Castillo editado en Valencia en 1511.

El tercero de los graffitis es del año 1645. Nuño Pardo de la Casta, uno de los hijos de Luis Pardo, señor de Alaquàs, probablemente de su puño y letra, escribió otro grafiti «altamente simbólico» para los arqueólogos: «Don Nuño Pardo de la Casta / Maestre de Campo q(ue) fue del tercio de su Alteza / y ahora sirve el Puesto de Tiniente / General de la Cavalleria de las Ordenes / y guardias Viexas de Castilla / fecho en 19 del mes / de Febrero - añyo - 1645 -».

La aparición de este personaje en el graffiti permitió seguir su pista a los investigadores locales y estudiar su figura. Hace años se descubrió que Nuño Pardo de la Casta, como sus hermanos Pedro y Luis, siguió la carrera militar en los tercios españoles, ascendiendo en el escalafón militar hasta alcanzar el cargo de Maestre de Campo en 1642.

Dos años después, en 1644 se incorporó al tercio que combatió a las tropas francesas que habían invadido Cataluña y por la valentía demostrada en la toma de Lleida se le concedió el 19 de diciembre de 1644 el cargo de teniente general de las Órdenes y Guardias Viejas de Castilla. Justo dos meses después escribió en el Castell d'Alaquàs su nombramiento recientemente alcanzado, durante un permiso en la casa familiar. «Nos hallamos, pues, ante un grafiti que pretende rememorar con una clara actitud de ostentación los valores militares del cuarto hijo varón de don Luis», afirman ambos expertos.

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