La Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a siete años y medio de prisión al vecino de Catadau que asestó dieciséis cuchilladas a su mujer durante una discusión en el domicilio familiar durante la cual la víctima le indicó que rompía la relación. La sentencia incluye una orden de alejamiento por la que no se podrá comunicar ni acercar a menos de 500 metros por un período de nueve años.

La Fiscalía había solicitado una pena de nueve años y dos meses de cárcel por un delito de homicidio en grado de tentativa, que finalmente la sección primera de la Audiencia ha rebajado pese a desestimar las circunstancias atenuantes o eximentes alegadas por la defensa, ya que el acusado había consumido alcohol y drogas momentos antes de la agresión. La resolución únicamente acepta el atenuante de reparación de daños, ya que el agresor había depositado en la cuenta judicial más de 44.500 euros como indemnización y aplica por contra el agravante de parentesco. Cabe señalar que la acusación particular reclamó en el juicio celebrado a finales de enero una pena de 17 años y seis meses al calificar los hechos como un asesinato en grado de tentativa, mientras que la defensa del procesado solicitaba una pena de dos años y medio en base a diferentes atenuantes y eximentes.

La sentencia relata como hechos probados que sobre las 6.30 de la madrugada del 10 de agosto de 2014, tras regresar de la verbena celebrada con motivo de las fiestas de Catadau, se inició una discusión por el intento del acusado de revisar el teléfono móvil de su mujer que les llevó hasta la calle, y que en este trayecto el procesado cogió un cuchillo de la casa de su madre, que residía en el piso inferior en el mismo edificio, con el que asestaría hasta dieciséis puñaladas por todo el cuerpo cuando, de nuevo en el domicilio familiar, su mujer le comunicaba que daba por concluida la relación.

La hija se despertó por los gritos

En ese momento se encontraban en la vivienda tanto la hija menor del matrimonio, que se despertó con los gritos de su madre y se acercó a la habitación en la que se producía la agresión, y otra pareja amiga que había cenado con ellos, que al acudir en su ayuda vieron salir al acusado de la habitación tras dejar a su mujer en el suelo completamente ensangrentada y colocarle el cuchillo en la mano derecha. Bajó a la calle, se sentó en la acera hasta que llegó la Guardia Civil y procedió a su detención.

La proximidad de una unidad del SAMU debido a que Catadau se encontraba inmersa en sus fiestas evitó que la agresión tuviera un fatal desenlace. Así lo confirman los partes médicos que explican que «las heridas penetrantes constituyeron un grave riesgo mortal de no haber sido atendidas con urgencia por importante hemorragia».