Forma parte de la tradición constructiva de la Marina Alta. El de «Villa Moraira» tiene capacidad para 15.000 litros y está a rebosar pese a que casi no ha llovido. La cubierta de la casa, ajardinada con sedum, recoge el agua de lluvia.

Son entradas de calor o frío que destemplan el interior de la casa. La construcción bioclimática los combate. El perfecto aislamiento de este chalé lo hace eficiente en el consumo de energía. Sus muros sustituyen el poliuretano (derivado del petróleo) por corcho natural y paneles de fibra de madera.

Interruptor que desconecta la corriente alterna de los puntos de luz del cabezal de la cama. Permite dormir y soñar sin interferencias eléctricas.