«Hola, soy tu madrina de lactancia. No te preocupes. Lo vas a hacer fenomenal. Yo estoy disponible las 24 horas del día para ayudarte». Son pocas palabras pero vitales para una madre que está en el hospital con un recien nacido desbordada ante el reto de dar pecho a su bebé. Las madrinas de lactancia son madres, la mayoría antes ahijadas, que acuden tanto al hospital como a las casas particulares para ayudar a las madres que tiene problemas con la lactancia materna, pero no a nivel médico sino anímico.

«El 90% de nuestra trabajo consiste en apoyo moral. En simplemente escucharlas, que sepan que no están solas, ser meras observadoras y darles unos pequeños consejos sobre postura o enganche que les pueda facilitar la lactancia materna», explica Olga Sierra, socia y representante de Amamanta en Mislata. Fue ella una de las que abrió el taller de lactancia en el centro de salud de la localidad hace dos años.

«Los miedos, las dudas de madre primeriza todo ello combinado con un cambio hormonal muy grande genera un estrés a la hora de dar el pecho que es lo que hay superar. La mayoría, si están tranquilas, consiguen alimentar a sus hjos con lactancia materna exclusiva», explica.

Para ser madrina de lactancia basta con tener cuatro meses de experiencia en lactancia materna y tener disponibilidad. «Realmente las ahijadas nos necesitan las dos primeras semanas. Estamos pendientes de ellas, vamos a su casa y muchas veces hacemos de barrera entre ella y esas visitas que no le dejan respirar y también introducimos al papá en la lactancia», explica Olga, que fue madrina de Maru Hernández, mamá de Maria José, ahora con 6 meses.

«Cuando llegué al taller estaba desesperada.Creía que me había preparado pero mi hija tenía un mes y no ganaba peso y no hacía más que llorar. Una madrina vino a mi casa a verificar el enganche al pecho y me hizo ver que no era la única, que todas habían pasado por esto y entras en un estado de tranquilidad que ves que es clave para poder dar bien de mamar a tu hija», señala.

Ahora Maru, como la mayoría se está preparando, para ser madrina de lactancia. Ainhoa Lendrino también. «Yo soy de Valencia y cuando tuve a mi hijo Raúl quería darle lactacia materna pero nadie ma apoyaba, ni en el hospital, ni en el centro de salud, todos me decían que le diese biberón. Gracias a que compré unamochila y la vendedora era socia de Amamanta Mislata y me habló del taller. Ahí todo cambió. Ahora mi matrona me agradece que haya insistido y me pidió perdón por no haberme apoyado más», recuerda.

«No es intrusismo médico»

La figura de la madrina de lactancia a veces no es bien aceptada en tre las matronas, ya que algunas la connsideran intrusismo. No es el caso de las matronas del centro de salud de Mislata, Mery Poveda y Pura Martín: «Me parece estupendo que entre ellas se ayuden y hagan un clan. Nosotras las apoamos siempre, solo les vemos beneficios. Cuando viene una madre en la primera visita del niño les hablamos del taller de lactancia y en las charlas de preparación al parto también», afirman.

«Si hay algún problema somos las primeras que les remitimos a un especialista. Nosotras somos un apoyo moral, somos esa persona que te anima cuando estás en un punto de inflecxión. Y si el niño necesita otro tipo de lactancia tambien se le dice», asegura Sandra Sánchez, otra de las madrinas.

Estela Medrano tiene ahora mismo cuatro ahijadas. «Muchas de las madres piensan antes de tener a su hijo 'No sé si voy a poder darle pecho', nosotros les quitamos esa sugestión con nuestro apoyo y aportándoles nuestra experiencia».

El taller de Mislata tiene un chat donde las madres pueden preguntar sus dudas a cualquier hora del día. «Estar a las 3 de la madrugada con un gran agobio encima y que te conteste una madre dándote apoyo eso es impagable», afirma Debora Rodríguez, madre de Adrián. Ella como las demás acabarán siendo madrinas: «es nuestra forma de agradecer toda la ayuda recibida».