Con la llegada del actual equipo municipal al gobierno de Cullera se anunció que se realizaría una auditoría interna para elaborar un informe del estado de la economía del ayuntamiento. Desde hace años, a sabiendas de que la economía no era boyante, la deuda fue incrementándose y la situación llegó a ser realmente preocupante: 32 millones de euros. Ahora se han hecho públicos estos resultados, que suponen uno de los estados de la cuestión de las finanzas más preocupantes de la comarca. Flanqueado por dos montones de cajas llenas con 5.775 facturas por valor de 25 millones de euros, el alcalde de Cullera, Jordi Mayor, presentó ayer en rueda de prensa el resultado de la auditoría interna de las cuentas municipales, una de los compromisos adquiridos por el nuevo gobierno con la ciudadanía para poner luz y taquígrafos a la situación de la economía del consistorio.

Entre las conclusiones a las que llega el estudio el primer edil destacó una muy elocuente: sólo el pago de intereses de la millonaria deuda dejada por el anterior ejecutivo del PP le ha costado ya al contribuyente lo mismo que valdría acabar la piscina cubierta. En concreto, a finales de 2016 el consistorio habrá abonado a los bancos 3.612.841 euros en intereses bancarios. A ello habrá que añadir los que se pagarán hasta el 2032, fecha en la que finaliza el plan de ajuste en el que está inmerso el ayuntamiento tras ser intervenido por el Estado en 2012. «Es la factura que nos ha dejado la mala gestión del PP», lamentó Mayor.