El 2 de octubre de 2009, cuando un juez determinó que su despido en marzo como gerente de Nous Espais había sido improcedente, José Fermín Doménech pronunció aquella frase por primera vez: «Todo ha sido una maniobra política». Casi siete años después, y tras hacer pública Levante-EMV su vinculación pasada, presente y futura con varias empresas privadas a las que contrató desde la mercantil municipal de Torrent, Doménech ha insistido: «Es una maniobra política, una bomba de humo para esconder otras cosas».
Las «otras cosas» que, según Doménech, intenta ocultar la «bomba de humo» de sus contratos es la quiebra de Nous Espais que él responsabiliza a la «mala gestión» que ha sufrido la empresa tras su despido en 2009 por desavenencias con la entonces alcaldesa Mª José Català (PP) y al excesivo gasto en personal de la mercantil, «llena de enchufados del PSOE y del PP». En cambio, no considera que sea enchufe la contratación por parte de Nous Espais de un estudio de diseño cuyo propietario administraba al mismo tiempo dos empresas del gerente; ni tampoco que un antiguo empleado suyo en el Instituto Valenciano de Vivienda (Ivvsa) fuese el adjudicatario del servicio de alquiler de la empresa pública y de la construcción de veinte VPO; ni tampoco es para él enchufe que otra subcontrata que «asistía» a Nous Espais en la gestión de los alquileres fichara a su vez a una consultora urbanística propiedad de Doménech para asistirle a ella.
El exgerente defiende estos fichajes «porque eran los mejores y los únicos en Valencia que ofrecían estos servicios», y considera que la «inversión» realizada —unos 483.000 euros en poco más de dieciséis meses, según la documentación a la que ha accedido Levante-EMV, bastante menos según asegura Doménech— no influyó en la actual quiebra de la empresa.
La irrupción de Doménech en esa especie de tierra de nadie en la que se une lo público y lo privado tiene lugar de la mano de Rafael Blasco que, siendo conseller de Territorio, lo nombra gerente del Ivvsa. Abogado de profesión, Doménech es el muñidor del modelo de las empresas mixtas (firmas en la que participaban constructoras privadas junto a la Generalitat para la promoción de VPO) que impulsó PAI como el Manhattan de Cullera, Gran Manises o Nou Mil·lenni de Catarroja. Tras el paso del ahora encarcelado Blasco a Sanidad y la llegada a Territorio de González Pons, en agosto de 2006 Doménech salió del Ivvsa para entrar como director a la Fundación para el Medio Ambiente. Pero en septiembre de 2007 recibió la llamada de Santiago Martín, un antiguo conocido que había realizado trabajos en el Ivvsa y que acababa de ser nombrado edil de Urbanismo de Torrent a las órdenes de María José Català.
Doménech llegó a la capital de l'Horta Sud para dirigir Nous Espais, la empresa municipal que gestionaba el urbanismo de la ciudad y que en 2007 contaba con un presupuesto de 7,6 millones. El encargo que recibió fue el de construir las 5.000 VPO que Català había prometido a los electores en su triunfal campaña. Del Ivvsa Doménech se trajo el modelo y la experiencia, y también varios contactos de los que echar mano para desarrollar su proyecto en Torrent. Uno de ellos era Francisco Santamaría, que había sido director de gestión del instituto cuando Doménech era el gerente. Tras dejar el Ivvsa, Santamaría montó Nova Llum, empresa de instalaciones eléctricas y que mutó en constructora cuando Nous Espais le adjudicó en diciembre de 2008 edificar 20 VPO. En marzo de 2009, y poco después de que Doménech saliese de Nous Espais, Nova Llum renunció al proyecto.
«El chico estaba agradecido»
En diciembre de 2008 Santamaría también era administrador de Tesco Estudios y Proyectos, empresa a la que, tras un procedimiento negociado sin publicidad, Nous Espais ofreció por 50.000 euros el servicio de intermediación en el mercado del alquiler. Al parecer, esta asistencia no se prolongó demasiados meses. En noviembre de 2009, nueve meses después de dejar la gerencia de la mercantil pública, Doménech era nombrado administrador mancomunado de Tesco junto a Santamaría. «El chico estaba agradecido conmigo y me ofreció este puesto», ha reconocido el abogado esta misma semana.
Santamaría, por cierto, estuvo trabajando un tiempo para Dervec, otra empresa cuyo objeto social era «la gestión de servicios a organismos públicos y privados, principalmente la gestión con el alquiler de viviendas». Antes de Tesco, Dervec fue la firma a la que recurrió Nous Espais para gestionar el servicio de intermediación en el mercado de viviendas de alquiler. El contrato de seis meses por 29.185 euros se prolongó otros seis meses hasta diciembre de 2008.
El administrador de Dervec era David Pedrajas, otro viejo conocido de Doménech de los tiempos del Ivvsa. No en vano, Dervec gestionaba desde 2003, por 485.000 euros anuales y después por 765.000, la Agencia de Alquiler del Instituto de Vivienda. Era, pues, una empresa con contrastada experiencia en el servicio que Nous Espais desarrollaba en Torrent. Y aún así, en octubre de 2008, mientras «asistía» a la mercantil pública de Torrent, Dervec firmó un contrato para ser asesorada por otra mercantil privada «especializada en prestar a terceros todo tipo de asesoramiento jurídico, urbanístico y en operaciones inmobiliarias». El nombre de esta empresa a la que Dervec tenía que pagar 2.500 euros al mes era K Spencer y su apoderado, quien firma el contrato con Pedrajas, no es otro que José Fermín Doménech.
