El laberinto de historia que es la localidad valldalbaidina de Bocairent, a los pies de la sierra Mariola, ofrece un buen puñado de vistas sobre las que bien merece la pena detenerse, desde la solemne sencillez del casco antiguo hasta el interior de la Iglesia Parroquial, la ermita del Santo Cristo o la Cava de Sant Blai. No obstante, una vez el turista llega al municipio su vista, de natural curiosa, suele viajar inevitablemente hacia los agujeros que carcomen la pared de la montaña que se alza frente al casco antiguo. Por su carácter único en nuestro entorno más cercano, las Covetes dels Moros suele ser una de las visitas preferidas de cuantas Bocairent ofrece al viajero.

El conjunto consta de 53 ventanas distribuidas en tres o cuatro niveles no regulares, interconectadas la mayoría de ellas a través de un intrincado laberinto, excavado en la misma roca, que recuerda a una suerte de inmenso hormiguero. Las interpretaciones de su uso, así como las de la antigüedad de la construcción, han sido muy numerosas: cámaras sepulcrales, primitivos cenobios góticos, incluso algún tipo de obra prehistórica... Según las conclusiones más recientes del Museo Arqueológico de Ontinyent-la Vall d'Albaida, tras unas prospecciones arqueológicas aún inacabadas, el origen de las Covetes dels Moros lo encontraríamos en su mismo nombre. Entre los siglos X y XI, las comunidades campesinas andalusíes que poblaban la zona construyeron las cuevas a modo de graneros y almacenes de seguridad.

Tras ser declaradas Monumento Histórico-Artístico en 1931 -en el mismo decreto que incluyó como tales la catedral de Astorga o las torres de Serrans, entre otras obras-, el antiguo granero de las Covetes ofrece hoy en día una divertida aventura para todos los visitantes.

El acceso se ha facilitado con un camino desde el municipio y escaleras hasta el primer piso. Una vez dentro, y siempre ayudado por dos monitores, el turista disfruta de un paseo por dentro de la montaña a través de pequeños pasadizos, escalones y agujeros.