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Patrimonio

Un premio de arquitectura en el olvido

Tras una inversión de 140.000 euros, la falta de atención pública y la explotación por particulares ha hecho mella

Un premio de arquitectura en el olvido

Desde que en 2014 fuera elegido uno de los mejores edificios valencianos del bienio por el Colegio de Arquitectos de Valencia, este singular edificio, que fusiona el parque de Sant Esperit con la piscina municipal ha caído en el olvido.

El referente arquitectónico de Gilet para los profesionales valencianos del ramo, se encuentra infrautilizado, poco valorado y afeado por un entorno colindante repleto de vegetación que impide disfrutar de su diseño de líneas rectas y estructura singular de madera.

El paso del tiempo empieza a hacer mella en los materiales nobles elegidos para su construcción y el acopio de enseres en su entrada así como el mobiliario elegido para darle funcionalidad restan empaque a un edificio que fue seleccionado entre más de un centenar de proyectos de arquitectos de toda España. Su coste, 140.000 euros.

Pero la concesión a particulares para su explotación durante los últimos años ha derivado en una falta de atención por parte de la administración tanto para con el edificio como su entorno, que hoy se deja sentir si comparamos el antes y el después.

El edificio consiste en una estructura singular de madera que se relaciona con su entorno natural y que contiene en su interior una cafetería y unos vestuarios.

El proyecto partió de la oportunidad de reflexionar sobre la recuperación de una piscina de verano en desuso y su entorno inmediato, con el objetivo de dar un servicio que reactivara una zona deteriorada, convirtiéndola en un referente. La iniciativa consiguió su objetivo, pero solo para los meses de verano, ya que el edificio permanece cerrado en Invierno «porque con el frío aquí no se puede estar, no está acondicionado para ello», explicaba el teniente alcalde de Gilet, Carles Cataluña.

Desde el ayuntamiento se reconoce la «infrautilización» de este inmueble y su entorno, en el que quieren comenzar a trabajar para su puesta en valor, ya que «aquí en Gilet tenemos visitantes todo el año y más en Sant Esperit». De momento, el edil ha preferido ser cauto y no avanzar las iniciativas que se barajan para recuperar este espacio y dignificar el edificio, en las que asegura la implicación de la conselleria de Medio Ambiente. Esta singular construcción, obra del arquitecto saguntino Nacho Juan, consta de un único volumen de 80 metros cuadrados, repartidos en dos niveles distintos. En el inferior se encuentran los baños y los vestuarios para la piscina, además de un recorrido que nos lleva directamente a ella. En el superior, el edificio se convierte en una cafetería con una terraza semi-cubierta donde se contempla la totalidad del parque.

Gilet formó parte de la exposición «arquitectura real»

El edificio de la piscina de Sant Esperit formó parte de una exposición que el colegio de arquitectos inauguró en octubre de 2014. La muestra recogía un elenco de edificio de un «calidad arquitectónica extraordinaria», que fueron seleccionados por «responder a los requerimientos para los que fueron concebidos y embellecer con rigor estético así como dignificar el entorno», se explicó por el colegio entonces. Las soluciones que exiben motivaron su elección.

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