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Aras de los Olmos

Un aula de botánica en el cementerio

El camposanto reconvertido en jardín reúne 300 especies de plantas medicinales y autóctonas para conocer la flora de la partido de «La nevera», en Aras de los Olmos

Un aula de botánica en el cementerio

Ni tumbas, ni restos óseos, ni lápidas, ni jardineras, ni flores secas, ni cruces. Lo que antaño fuera un cementerio, hoy es un jardín botánico de plantas medicinales y autóctonas en Aras de los Olmos, lugar donde se encuentra el camposanto reconvertido en jardín y que ha sido galardonado como la «Mejor Iniciativa Medioambiental» llevada a cabo en España, según el III Concurso de Cementerios de la revista Adiós Cultural.

Lo único que recuerda que aquel espacio fue un lugar de descanso eterno para mucho vecinos de la localidad son dos cipreses, situados en uno de los laterales del recinto. Es el único signo visible que queda del antiguo cementerio de Aras de los Olmos, abandonado desde 1955 y reconvertido en un aula de botánica sesenta años después.

El antiguo cementerio se encuentra situado en una zona denominada «La Nevera» „nombre heredados de las épocas en las que se traficaba con la nieve y se depositaba en esta zona, especialmente fría„ y con vistas a la sierra de Javalambre. Está en lo alto del municipio de Aras de los Olmos y ya nadie de la localidad recuerda quién estaba allí enterrado. Es más, cuando se planteó el proyecto de reconvertir los 300 metros cuadrados que ocupaba el camposanto en un jardín botánico nadie reclamó los restos de sus familiares. Ni las lápidas, ni ninguno de los elementos que se recolocaron en el cementerio municipal de la localidad, tras trasladar hasta allí los restos que permanecían en un cementerio que ya nadie visitaba.

Ahora, ese mismo recinto „protegido por la misma muralla de piedra que antaño„ recibe las risas inocentes de los más pequeños de Aras de los Olmos todos los viernes. Es un espacio didáctico, un aula de botánica perfecta para que los más pequeños de la localidad realicen labores de jardinería y se ensucien las manos mientras aprenden qué plantas son autóctonas en la zona, cuáles se pueden recuperar, cuál es el momento de trasplantar y cual el de la poda, qué cuidados precisan, cuánta agua necesitan... De lunes a jueves, el jardín permanece en silencio (a no ser que se programe alguna actividad). Los sábados y domingos es otro cantar. El municipio oferta visitas guiadas, jornadas medioambientales y talleres.

Voluntarios

La teniente de alcalde, Encarna Recio, y la concejala de Cultural, Angelina Andrés, abren la puerta del jardín a Levante-EMV. Sin embargo, quienes realizan esta tarea, los ideólogos de la iniciativa y los encargados del mantenimiento y gestión de la zona verde son un grupo de voluntarios. José Sebastián, Eduardo Jarque, M.ª José Giménez, Olga Molina, Virginia Espinosa y Antonio, al que todos llaman Toni, son los responsables de una iniciativa que ha puesto a Aras de los Olmos en el mapa.

El jardín tiene, además, un diseño peculiar que imita la hoja de un olmo. Así, mientras se refuerzan poblaciones de especies raras, amenazadas o de especial interés, el jardín etnobotánico invita a pasear y a disfrutar de los olores y colores que conforman las 300 especies que allí se pueden visitar. Un espacio didáctico y divulgativo que pretende, además, rendir homenaje a aquellos antepasados que ocuparon el recinto durante años y que ahora tiene hasta un poema de Eduardo Jarque, que reza: «Siempre te he conocido/tan siniestro y callado/y de pronto has crecido/¡de golpe has estallado!/Regresas del olvido,/despiertas del letargo./¿Quién nos os iba a decir/ que de tus huesos/naciería un jardín?».

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