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Historias de la línea València-Cuenca-Madrid (V)

El soterramiento que nunca llegó a Alaquàs y Aldaia

¡Con una población de unos 60.000 habitantes, Alaquàs y Aldaia tienen un servicio de tren «como en el siglo XIX»

El soterramiento que nunca llegó a Alaquàs y Aldaia

No son municipios del interior con escasa población. Alaquàs y Aldaia son dos ciudades del área metropolitana de València que tienen unos 30.000 habitantes cada día. Sin embargo, una mañana en la estación del tren -en otros tiempos principal medio de transporte público de conexión con la capital- hace pensar otra cosa. Apenas tres o cuatro vecinos suben en cada convoy fuera de las horas punta. Y las opiniones del servicio actual no son muy favorables.

El tren siempre ha sido, en estos dos pueblos, un transporte público complementario a la línea de autobuses que la Generalitat Valenciana tiene adjudicada desde hace décadas a una empresa privada. En los años 90 del pasado siglo, el ferrocarril de cercanías ganó en número de usuarios al aumentar la frecuencia en determinados tramos horarios. En aquel tiempo, los viajeros tardaban desde esta estación de Aldaia hasta el centro de València unos 12 minutos por lo que «compensaba no coger el coche privado», valora Javier, un vecino.

De hecho, ambos consistorios junto con el de Xirivella llegaron a negociar con el Ministerio de Fomento un plan de soterramiento de toda la línea que se valoró en 80 millones de euros. Con ello, querían acabar con una barrera que parte en dos sus términos.

Pero no solo no llegó nunca sino que la construcción de la red del tren de alta velocidad (AVE) alteró el trazado de la C-3, que durante casi una década quedó interrumpido en la entrada a València, en concreto en el barrio de Vara de Quart o Sant Isidre. En este punto era necesario hacer un transbordo al metro, lo que multiplicaba el tiempo de trayecto e inicialmente también el coste.

Transporte alternativo

En todo este tiempo, «la gente nos hemos acostumbrado a utilizar otro medio de transporte» como el autobús, valora Juana, que acude a València a trabajar cada día. «Aquellos que tienen tiempo suficiente van en autobús pero los que no lo tienen, van en su coche hasta Quart de Poblet o hasta Paiporta, donde cogen el metro, lo que supone doble gasto pero menos tiempo», indica esta mujer, usuaria desde hace 20 años.

Hace casi un año y tras meses de movilización de los alcaldes de toda la línea desde Xirivella hasta Camporrobles, el Ministerio de Fomento culminó la obra que permitía que la C-3 recuperara la conexión con la Estación del Norte, en el centro de València. El nuevo trazado casi ha triplicado el tiempo de trayecto ya que ahora los usuarios tardan unos 30 minutos en llegar a Valencia. Tal vez por ello, la estación de Aldaia, que también da servicio a Alaquàs, sigue desierta.

«Como la frecuencia es tan mala, el tiempo de viaje tan largo teniendo en cuenta que en coche estamos a siete u ocho minutos, y el billete no está integrado en ningún sistema tarifario metropolitano compatible con autobuses o metro, al final el tren es caro y lento», explican dos estudiantes, que reconocen que no lo utilizan. «Se turnan nuestros padres para llevarnos a Quart y con el metro enlazamos hasta la Universidad», añaden con resignación.

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