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Agua no potable

Vecinos de Calicanto: "Aquí el agua siempre ha sido mala, pero nunca tan peligrosa"

Los residentes de Calicanto lamentan el alto precio que pagan en sus facturas por un líquido que no pueden beber al no ser apto para consumo humano y muestran su temor por el pasado brote de legionelosis

Vecinos de Calicanto: "Aquí el agua siempre ha sido mala, pero nunca tan peligrosa"

"Tenemos que comprar el agua mineral porque la del grifo no es apta para el consumo humano, aunque la pagamos como tal. Es vergonzoso que no haya alcantarillado. Tenemos un pozo ciego que acaba contaminando más... Aquí el agua es mala hasta para ducharse, afecta incluso a la piel". Es el testimonio de Luis, de 65 años, un vecino de Calicanto que, como alrededor de 12.000 personas que viven en esta urbanización a lo largo de los tres términos municipales en los que tiene parcelas (Torrent, Chiva y Godelleta), sufre diariamente las consecuencias de carecer de una red de alcantarillado y de que su agua no sea potable por exceso de nitratos.

En los años 50 del siglo pasado se empezaron a construir los primeros chalés en las cumbres de Calicanto. En un paraje con unas vistas privilegiadas hacia el casco urbano de València y buena parte de las comarcas de l´Horta, la Hoya y el Camp de Túria, se levantaron multitud de segundas residencias. Muchas de ellas se han convertido hoy en día en primeras viviendas. Sin embargo, más de 60 años después, más de 3.000 chalés que conforman este núcleo siguen sin contar con una red de alcantarillado. Todos ellos vierten sus aguas residuales a fosas sépticas o pozos ciegos, lo que ha contribuido a empeorar la calidad de su agua, calificada como "no apta" para el consumo humano debido a esta causa y a la influencia de los campos de naranjos que rodean -y embellecen- la zona, además de la sequía actual que rebaja las reservas hídricas del nivel de los acuíferos. Pero buena parte de los vecinos ya se encuentran hartos de estos problemas y han anunciado que emprenderán el camino judicial para que se tengan en cuenta sus reclamaciones.

"Toda el agua que bebemos y con la que cocinamos es embotellada", explica Benita, de 78 años y también residente en Calicanto. "Para la higiene sí que utilizamos la corriente, aunque si nos vamos unos días tenemos que dejar que corra un poco", añade. En similares molestias incide Noli, de 67 años: "Tenemos que estar comprando agua continuamente y cuando vienen familiares con niños debes estar pendiente de que no beban del grifo", advierte.

No obstante, Noli también recuerda que "aquí el agua siempre ha sido mala, pero peligrosa como ahora nunca". Y es que la crisis de la legionela del pasado verano, que dejó un vecino muerto en la urbanización y casi una decena de afectados, ha hecho mella entre los residentes: "Aparte de los nitratos, no la cloran como deben, por eso apareció la bacteria de la legionela. No estamos tranquilos. ¡Hubo hasta un muerto!", denuncia alarmada.

Si hay algo que escuece especialmente a los vecinos de Calicanto es el precio que pagan por un agua que no pueden beber. "Cada dos meses pago entre 60 y 70 euros por el agua, a veces 90, pero no puedo beberla. Es cara y mala", revela Luis. "Es una barbaridad lo que cobran en la factura... yo este verano he pagado 250 euros por dos meses", señala Noli, que detalla que solo usa el agua corriente para higiene, riego y piscina. "Estamos pagando el agua como potable... cuando es de riego".

"Queremos soluciones ya"

De hecho, esa es la gran reivindicación de la Asociación de Vecinos Calicanto Chiva, constituida en 2012 y que ha anunciado, tal y como informó Levante-EMV, que presentará una demanda -a la que ha invitado a adherirse a todos los residentes que lo consideren oportuno- para reclamar que se les cobre el agua como de regadío en vez de potable, lo que supondría un coste de la factura hasta diez veces menor. "Lo que queremos son soluciones ya", reclama su presidenta, Carmen López, quien añade que el principal problema del agua de Calicanto "viene por culpa de las filtraciones en las fosas sépticas por la falta de alcantarillado".

Esa ausencia de red de saneamiento provoca que alrededor de 3.000 chalés cuenten con pozos ciegos adonde envían sus aguas residuales. Allí se almacenan hasta que son vaciados cada cierto período de tiempo -según el volumen de residuo que genera la familia y el tamaño de la fosa-. "Nosotros tenemos que contratar camiones cuba cada tres o cuatro años, y nos cuesta entre 300 y 400 euros", detalla Benita, mientras que Noli señala que su factura por este motivo asciende a unos 150 euros cada dos años, a pesar de que ambas pagan el canon de saneamiento municipal -unos 70 euros al trimestre-.

Además, la carencia de alcantarillas provoca otro gran problema: no hay desagües en las calles, por lo que el agua de las lluvias torrenciales no tiene vías de escape en el subsuelo. "Cuando llueve mucho baja el agua por la cuesta como si fuera un río y a veces ni se puede salir de casa", incide Luis.

Este tipo de problemas, según denuncia la asociación, también ha afectado al valor de las viviendas. "Una mujer quería vender la casa y, al ver que no había agua potable, los compradores se echaron para atrás", desvela Pepe Romero, vicepresidente de la misma entidad vecinal. "Esta situación es una pena porque es un privilegio vivir aquí, pero no se administra bien", lamenta finalmente Benita mientras aprecia en el horizonte desde su casa una preciosa panorámica de la ciudad de València.

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