Varios planes se han propuesto para el Valle del Río Mijares, en Yátova, durante los últimos diez años. Primero, en 2008, fue un PAI con más de 500 chalets aprobado por el entonces alcalde del PP, Rafael Lisarde. No se concretó, y en 2012 el Consell autorizó una Actuación Territorial Estratégica (ATE) basada en el desarrollo turístico y deportivo de la zona, que tampoco culminó con éxito. Ahora, en 2018, un proyecto de economía social, el Campus Diversia, que pretende convertirse en un centro de referencia en inclusión social, empleo y educación medioambiental. Una evolución que es todo un reflejo del cambio de paradigma que se ha producido en una década: de la apuesta por el ladrillo y la especulación al desafío que supone el empoderamiento del ámbito rural.

En un entorno natural de 412 hectáreas, el Campus Diversia trata de convertirse en un centro de referencia social. Cuenta con el respaldo de sus promotores, la Asociación Amica, una compañía cántabra con 25 años de experiencia en estas labores. En el centro ubicado en Yátova fomenta iniciativas en las que «las personas con discapacidad tengan más oportunidades de empleo en el medio rural» y oferta servicios para los centros educativos, las asociaciones, las empresas y la ciudadanía en general, «como un recurso para dinamizar la economía local, intercambiar y transferir conocimiento desarrollando metodologías colaborativas», según indican los propios responsables del proyecto.

De este modo, Campus Diversia pretende convertirse «en una referencia nacional en el ámbito de la educación, la discapacidad, la enfermedad mental y las personas en situación de vulnerabilidad y exclusión social a través de la formación sociolaboral, la custodia del territorio, el desarrollo rural y las actividades en el medio natural», según explica su propia iniciativa.

De momento, el Campus Diversia está dando sus primeras pasos para afianzarse sobre el terreno. Entre sus objetivos se encuentran contar con un centro de la naturaleza, una granja escuela, un observatorio de aves, un núcleo zoológico de recuperación de animales, un centro de interpretación, espacios para turismo rural y ocio familiar o aulas para cursos de formación laboral para personas con dificultades.

Se trata de un conglomerado de actividades e ideas sostenibles que ocuparán el espacio que en 2008 se decidió destinar a 504 chalets que habrían provocado que la población de Yátova -2.000 habitantes- creciera un 50 % o que el Valle del Río Mijares estuviera ocupado ahora por una urbanización fantasma.