El problema de la superpoblación de jabalíes y el hecho de que campen por sus anchas ocultos por los cauces de ríos y barrancos plagados de cañas hace tiempo que se convirtió en un problema para los agricultores. Pero ahora esa preocupación se extiende a la zonas urbanas, y no precisamente de pequeños municipios rurales.

Una manada de estos cerdos salvajes penetró la noche de ayer, martes, en el pequeño campo de golf de la playa de Gandia, situado junto a la urbanización de Sant Nicolau, causando destrozos en buena parte de las instalaciones.

Las simples pisadas de las pezuñas de los jabalíes son suficientes para alterar la superficie de los «greens», pero es que, además, escarbaron en algunas zonas, provocando hoyos importantes que precisan de una compleja labor para poder repararse.

Según señaló ayer el presidente del Club de Golf Gandia, Ricardo Arocas, el campo está prácticamente rodeado por una valla, pero existe un tramo en el que ese vallado está compuesto por una arboleda. Ese es el punto flaco por el que los cerdos salvajes penetraron, a través del Camí Vell del Grau, seguramente aprovechando el cercano cauce del barranco de Sant Nicolau como su «autopista» para desplazarse del monte a las zonas habitadas, e incluso para esconderse durante el día. La noche del lunes ya se produjo una primera invasión en este mismo campo, pero los daños fueron mucho más limitados.