Convertir la albañilería en arte y hacer de la jubilación una fase de crecimiento personal caracterizan el proyecto de Juan Lacruz. Este vecino de Benifairó de les Valls ha transformado su buhardilla en un taller de arquitectura y escultura del que no paran de salir obras.

La apuesta de este maquetista cuenta con el impulso del museo etnológico Casa Perentoni del municipio de Les Valls, dirigido por María Vicenta Pérez y Pascual Pérez. «Cuando vieron mi obra, me retaron a recrear la iglesia y acepté. La construí por piezas y articulé la reproducción a escala aquí mismo en el museo», afirma el artista. El detalle de las esculturas, realizadas en piedra artificial, combinado con los volúmenes y las proporciones conseguidas en cada maqueta convierte las creaciones en verdaderas obras de arte.

«La más especial para mí es el Convento de los frailes Servitas de Quart de les Valls, mi pueblo natal, por el que siento un especial cariño. Recrear este monumento es, si cabe, más importante, ya que se demolió y no tenemos prácticamente constancia de su existencia. Es un testimonio histórico para futuras generaciones, así que he intentado plasmarlo de la forma más fidedigna posible; a partir de mis propios recuerdos y de fotografías», comenta el escultor.

El modus operandi del artesano pasa por la observación de los monumentos desde diversas perspectivas, con la fotografía como apoyo, para forjar los edificios y la memoria clave para consolidar los detalles.

«Es impresionante como reproduce cada elemento, como las tejas o incluso las esculturas de la fachada de la iglesia», afirma uno de los visitantes del museo.

Una de las mayores complejidades de este tipo de trabajos es plasmar a escala el volumen del edificio original. Sin embargo, Juan Lacruz no ha visto en ello dificultad alguna. «Empleo herramientas rudimentarias, como un destornillador, un punzón o pequeñas sierras, que me permiten trabajar con este material de construcción de origen francés. No tengo ningún tipo de utensilio electrónico, ni láser que me permita buscar los puntos del volumen».

Entre las obras de «El Querido», como se le conoce en la subcomarca, destaca la ermita de Benifairó, el Cristo de Quart de les Valls o su ermitorio, así como la Torre de Benavites o la Fuente centenaria de Quartell. «He intentado modelar espacios singulares de nuestros pueblos, de forma que queden en la memoria de nuestros jóvenes. Tras conocerlas, los ayuntamientos me han pedido algunas composiciones», añade.

Centenares de admiradores

Centenares de visitantes han pasado durante el mes de agosto y las primeras semanas de septiembre por la Casa Perentoni, una muestra que acoge las creaciones de este jubilado de 77 años que no ha dejado de trabajar ni un solo día. «Me gusta mantenerme activo. Ahora que encontrar el material está siendo complejo, estoy aprovechando restos para crear piezas más pequeñas que donaré a Cáritas para su mercadillo solidario. No puedo parar. Cuando estaba en activo era albañil y me gustaba mucho trabajar y experimentar con materiales; ahora sigo».

Este artesano ha dejado su impronta en diversos espacios de les Valls, entre ellos destaca el escudo del altar mayor de la iglesia de Benifairó, la reproducción de la iglesia de Benicalaf o diversas ménsulas que decoran los templos de estas localidades.