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La lonja transparente de Dénia ve la luz

El emblemático edificio del puerto, antes oscuro, se ha transformado en un espacio diáfano y de gran luminosidad que acogerá el museo del mar - La empresa está colocando el piso artesanal y rematando

La lonja transparente de Dénia ve la luz

Ya entra la luz. Y a raudales. Cuando en junio del pasado año empezaron las obras de rehabilitación de la lonja de Dénia, el edificio, construido en 1944, era oscuro. Los ventanales estaban tapiados y el techado de uralita (amianto) no dejaba pasar ni una pizca de claridad. La lonja amenazaba ruina. Es la única construcción que evoca la tradición marinera de Dénia. El puerto está repleto de edificios modernos, algunos con una fisonomía fabril que no le hace ninguna justicia a una fachada marítima en la que, además de pesqueros, atracaron antiguamente pailebotes, veleros y vapores del comercio de la pasa. Pero la lonja ofrecía una imagen lúgubre y de abandono.

Ahora el emblemático edificio parece otro. Su restauración ya está en la recta final. La concejala de Ordenación del Territorio, Maria Josep Ripoll, confirmó ayer que los operarios de Binaria, la empresa que se quedó las obras por 991.403 euros (el dinero es del Plan Confianza, es decir, que lo aporta el Consell), están colocando las piezas de pavimento artesanal que han llegado esta misma semana. Es un piso especial de ladrillo. La edil también explicó que los trabajadores están terminando la espectacular cubierta de cristal. Faltarán algunos retoques más y terminará durante el mes de octubre una obra que dará vida e identidad al puerto dianense. La lonja acogerá un museo del mar. El museo de Dénia tiene almacenados hallazgos arqueológicos subacuáticos (todo el litoral local es un gran yacimiento riquísimo en materiales romanos) que ahora podrían ver la luz en este nuevo espacio expositivo.

El proyecto de la nueva lonja lo redactaron los arquitectos Beatriz García Morales y Enrique Chapa. Un elemento espectacular es el tejado transparente. Los cristales están trabados en un armazón de acero y de vigas de madera. Las vigas remiten a las cubiertas de las casas nobles de Dénia, que se armaban con travesaños que salían de los astilleros y que, igualmente, se empleaban para mástiles y cascos de los barcos.

Esa cubierta acristalada, transparente, facilita que entre la luz a chorros. El espacio interior es diáfano. La renacida lonja tiene una gran luminosidad. Será un lugar de memoria, de memoria marinera. Al puerto de Dénia, le faltan referencias, anclajes con su pasado. La pesca ha quedado pelín arrinconada por la pujanza del tráfico de pasajeros, de la náutica recreativa y del turismo y el ocio. La nueva lonja incluso le da un aire a la iglesia en la que se transformó en el rodaje de la superproducción El hijo del capitán Blood, protagonizada por Sea Flynn, hijo de Errol, y estrenada en 1961. Al edificio pesquero se le colocó incluso campanario. Ahora su rehabilitación rescata esa ensoñación de convertir la lonja en un espacio de culto, de culto marinero y cultural.

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