Además de ser el monumento más visitado de Xàtiva y uno de los más frecuentados de la provincia (88.351 personas en 2017, la mayor cifra desde que hay registros) el Castell de la capital de la Costera alberga bodas civiles, reportajes fotográficos de todo tipo, filmaciones publicitarias, rutas teatralizadas; es sede de congresos profesionales o cada mes de julio acoge el festival internacional Nits al Castell, donde han actuado decenas de figuras. Ahora, también, es un espacio para la relajación y la comunicación saludable ente cuerpo y alma con la sesiones de yoga que Soraya Soler y Marta Andrés ofrecen en la fortaleza.

Jueves. Día de la Constitución. El clima es casi primaveral y son cerca de las diez de la mañana. Van llegando al castillo los participantes, que como aperitivo a la actividad han realizado el ascenso desde el casco urbano hasta la fortaleza a pie. Soraya pone énfasis a la cita. «Practicar yoga y meditación es impregnarse de historia y energía en este marco incomparable», asegura. Se suceden los primeros ejercicios y el alumnado parece muy entregado: casi todo mujeres con un único hombre entre la treintena de inscritos. A los poco iniciados en yoga les parece más una sesión de gimnasia suave, pero es que hay que entrenar los cuerpos antes de meterse en harina.

Soler señala que una visita al castillo «nos sirve para conocer un poco más nuestra historia o pasar un día en familia. Pero también podemos convertirla en el escenario para conectar con el silencio, con nosotros mismos y con la naturaleza y la historia de nuestra tierra». Nada que objetar. Sin el ambiente un tanto ruidoso y bullanguero del mediodía de un sábado o un domingo, cuando la fortaleza está muy concurrida de familias con niños, el castillo parece a esta hora un retiro monacal. Y la experiencia de practicar yoga rodeado de almenas y murallas en todas direcciones es muy intensa. Lo admiten todos los participantes, satisfechos con la experiencia, que se repetirá próximamente.

Para hacer uso de las instalaciones del castillo, Soraya Soler cuenta con un permiso del Ayuntamiento de Xàtiva. Marta Andrés, coorganizadora de estas sesiones, lo destaca ya que no es fácil poder contar con una instalación de este tipo para practicar yoga: o porque es privada o porque sus usos públicos no son compatibles. El caso es que el miércoles, poco antes de que lleguen multitudes al castillo (era día festivo, y puente), un grupo de privilegiados probó los efectos terapéuticos del yoga y la meditación en un entorno único. «Creemos que un espacio así propicia una serenidad aún mayor que una sesión entre cuatro paredes», aseguran las responsables de lo que sucedió esta semana entre los muros de la fortaleza.