El Ministerio del Interior busca una alternativa para el futuro del centro penitenciario de Siete Aguas (Levante II), cuyas obras siguen paradas desde 2014 pese a que en su momento se vislumbró como una solución para la saturación en otras prisiones comunes, como la de Picassent. Sin embargo, parece que el uso de la instalación puede diferir de aquel con el que se había concebido originalmente. El secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz, está estudiando terminar el proyecto de la prisión de Siete Aguas, pero con la idea de darle un empleo diferente. Según señaló el responsable de las prisiones del Ministerio del Interior en una visita realizada a Gandia esta misma semana, la idea es que el proyecto de Siete Aguas se reconvierta para crear un gran centro psiquiátrico penitenciario.

El motivo de este cambio vendría derivado de las nuevas necesidades que tiene Instituciones Penitenciarias. El problema que tiene planteado en este momento el departamento que gestiona las prisiones de España es que se ha producido un notable incremento de las personas que cometen delitos y que sufren trastornos mentales. Este hecho ha motivado que los dos únicos hospitales psiquiátricos penitenciales del país, el de Fontcalent de Alicante y el de Sevilla, estén totalmente desbordados. En la misma situación se encuentran la mayoría de los departamentos de enfermería de las cárceles españoles, en donde se internan a los condenados que sufren esos problemas.

En ese contexto, el departamento que dirige Ángel Luis Ortiz se ha planteado que el proyecto de Siete Aguas se aproveche como hospital psiquiátrico penitenciario. Además, el deseo de Instituciones Penitenciarias iría un paso más allá: que Siete Aguas se convierta en un modelo puntero en Europa para el internamiento de este tipo de sentenciados.

Estudian otras alternativas

Fuentes de la Delegación del Gobierno confirmaron a este diario que ésta es una de las opciones que baraja el Ministerio del Interior para el futuro de la prisión de Siete Aguas. No obstante, las mismas fuentes insistieron en que la posibilidad de reconvertir la prisión en un centro psiquiátrico penitenciario no es la única alternativa que se ha planteado en el seno gubernamental y que todavía no se ha tomado una decisión definitiva al respecto.

Inicialmente, la cárcel de Siete Aguas -cuyas obras se iniciaron en mayo de 2011 y se encuentran paralizadas desde el año 2014- estaba diseñada para albergar a 1.200 reclusos repartidos en 1.008 celdas distribuidas en diez módulos residenciales, cuatro módulos polivalentes y cuatro de mujeres, además de otras 186 celdas para usos diversos que se ubicarían en otros módulos distintos.

En caso de que finalmente se concretara la nueva opción, Interior debería redefinir esta dotación de cara a adecuar la infraestructura a las nuevas necesidades que se plantearían.