Siempre se han bañado desnudas en esta playita del extensísimo litoral de les Marines de Dénia. Pero el chapuzón de ayer (entrar y salir, que el día estaba pelín desabrido y el agua fría) ya tuvo que ser reivindicativo. El nudismo, que estas mujeres practican desde siempre, se convirtió en un acto de rebeldía contra la destrucción del último resquicio de playa virgen de Dénia.

Este pedacito litoral, del que huyen los turistas ya que la arena es gruesa y hay posidonia, está al final de l'Almadrava (linda ya con les Deveses). Desde hace la tira de años es «un reducto» de baño naturista. No se había construido en primera línea. Un bosquecito de tarejes ( tamarix) y pinos y la duna proporcionaban a los bañistas intimidad.

Pero una promotora compró este tramo de primera línea. En les Marines se ha reactivado en el último año la construcción y las nuevas promociones de apartamentos están llenando los pocos huecos que quedaban libres. Este litoral es ya un continuo de hormigón. Donde antes había un bosque, ahora se alza una mole de hormigón de cinco alturas y 68 apartamentos. Las obras estarán acabadas para este verano. Los balcones miran a la playita. Se acabó la intimidad y la libertad.

«Mira que hay kilómetros de playa en les Marines. Aquí teníamos un pedacito de litoral salvaje. El mar saca a la orilla la posidonia oceánica y no nos molesta lo más mínimo porque sabemos que esta planta es una bendición: oxigena el mar y protege la playa de los temporales», explicó ayer una de las activistas de la asociación de defensa del medio ambiente Aquarela. Este colectivo convocó un baño nudista y reivindicativo. «Llegué aquí hace 15 años. Esta playa se ha mantenido virgen hasta ahora y era un gozo disfrutar de su tranquilidad. Nos hemos bañado desnudas sin problemas. Ahora nos toca defender lo que hemos hecho con naturalidad y libertad», dijo otra de las integrantes de Aquarela.

Las activistas recogieron los plásticos que las olas escupen a la playa. Retiraron las madejas de contaminantes toallitas húmedas que se arrojan al váter y obstruyen los alcantarillados y terminan en el mar. Advirtieron de que cada día se sienten más hostigadas por los turistas que no respetan el baño naturista. «En verano, hay quien nos echa la bronca y amenaza con llamar a la policía. Nos toca soportar a los mirones y a hombres que se nos acercan y acosan por el simple hecho de que nos bañemos desnudas».