Sot de Chera ha perdido al que ha sido uno de sus símbolos durante la última década: el burrito Pepe, que falleció el pasado jueves. El animal ha hecho las delicias de pequeños y mayores durante ese tiempo en el Centro de Turismo Rural El Cerrao, que se convirtió en su hogar después de haber trabajado antes en la construcción de los puentes colgantes de Chulilla.

El vínculo del pollino Pepe con los vecinos de Sot de Chera se inició hace alrededor de diez años, según señala su actual alcalde en funciones, Tomás Cervera. Al parecer, el animal fue contratado por la empresa que se encargaba de hacer las obras de los puentes colgantes de Chulilla. Lo abrupto del terreno y las condiciones orográficas del desfiladero hacían que la mejor opción para transportar el material fueran las propias personas o los animales de carga, como era el caso de Pepe.

«Cuando el burro dejó de tener función, no se sabía qué iba a ser de él, y el Ayuntamiento de Sot de Chera decidió adoptarlo», revela Cervera. Sus dueños solo pusieron una condición: que Pepe no trabajara más como animal de carga. Desde entonces el burrito ha tenido su casa en el Centro de Turismo Rural El Cerrao, donde cada fin de semana decenas de pequeños y pequeñas se acercaban para darle de comer, lo que en alguna ocasión incluso le ha costado algún que otro empacho. También, de vez en cuando, a más de uno mostró sus «malas pulgas» cuando se sentía agobiado.

«Ha cumplido una función muy importante como atracción. Para los niños era una auténtica locura y sirvió como una experiencia muy gratificante de contacto con la naturaleza para ellos», asegura Cervera, que insiste en que Pepe era ya un «símbolo» en el pueblo hasta el punto de que parte del merchandising del Centro de Turismo Rural empleaba la imagen del burro.

Sirvió para limpiar el río

Pepe, del que no se conoce concretamente su edad -indica Cervera que cuando fue adoptado por el consistorio «ya era mayor»-, también tuvo un «empleo» en el municipio aparte de como reclamo turístico. «Durante un tiempo incluso lo tuvimos trabajando, pero no de carga, sino para la limpieza de la caña invasiva del río Sot, comiéndosela», revela Cervera.

El burrito Pepe dio el jueves pasado su último paseo, pero se mantendrá durante años en el recuerdo de cientos de niños y niñas que han visitado durante esta década Sot de Chera.