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Cheste evoca a los niños austríacos que acogió en la Primera Guerra Mundial

Un libro recoge la experiencia de los refugiados que llegaron de Centroeuropa huyendo de la miseria

Cheste evoca a los niños austríacos que acogió en la Primera Guerra Mundial

Al acabar la Primera Guerra Mundial (1914-1918) buena parte del centro de Europa permanecía en una situación de extrema pobreza. La recuperación tardaba en llegar y las condiciones de vida se recrudecieron en los años siguientes. En esa tesitura, más de 400 niños y niñas procedentes de Austria fueron acogidos en 1920 por España, que se había librado de aquel envite bélico internacional, en una situación similar a la que en los últimos años ha traído a Europa Occidental a miles de refugiados procedentes de Siria, Afganistán u otros países con conflictos bélicos en activo. Un nutrido grupo de aquellos pequeños y pequeñas austriacos encontró su hogar por un tiempo en la localidad valenciana de Cheste gracias a la labor de la comunidad esperantista. Esta historia sale a la palestra ahora gracias a la obra Los trenes de la esperanza. Esperantistas solidarios: niños y niñas austriacos en la región valenciana, que presentó su autor, José Vicente Castillo, el pasado jueves en la Fundación CajaCheste del citado municipio.

El trabajo de Castillo narra cómo se organizó la llegada de aquellos refugiados y algunas de las experiencias de estos pequeños adoptados por la población valenciana. Así, entre otros, recuerda la figura del chestano Francisco Máñez, presidente del Partido Socialista local, al que identifica como uno de los impulsores del proyecto de acogida y su organizados en todo el territorio valenciano. Aquella petición de acogimiento, según señala la obra, fue realizada por el grupo esperantista de Graz (Austria), que quería que los niños y niñas de su ciudad pudieran huir durante unos meses del hambre y la miseria que les acechaba como consecuencia de los efectos que la Primera Guerra Mundial seguía provocando en este país centroeuropeo a pesar de que ya se había firmado la paz.

A partir de ahí narra cómo fue el paso de estos chicos y chicas por Cheste, donde destaca que se trató de un movimiento «sin apenas apoyo oficial» y activado «exclusivamente por su filantropía», que consiguió reunir a familias de distintas ideologías y situaciones económicas diversas «de forma desinteresada» tan solo para ayudar a esos niños y niñas. Asimismo, Castillo revela datos de cómo se organizó aquel viaje, algunas de las dificultades por las que pasaron o el recibimiento que les brindó la población de Cheste y, sobre todo, su banda de música.

Para rematar el trabajo, Castillo, a pesar de no localizar ninguna memoria de aquellos menores, sí que logró entrevistar a los descendientes que se quedaron en España, con los que ha podido reconstruir sus experiencias. A todo ello añade un listado de los niños y niñas que fueron acogidos y de las familias que los recibieron, así como las cartas intercambiadas por los impulsores del proyecto. «Es llamativo que antes de este libro no quedara ninguna constancia escrita de todo lo que sucedió, excepto en una revista que mantenía el grupo esperantista de Cheste», reseñó Castillo.

Proyecto «Reencuentros»

Esta obra, según explicó el autor, es el primer trabajo del proyecto «Reencuentros», con el que se pretenden recuperar ciertos elementos de la historia de Cheste que, de no ser recopilados, podrían desaparecer del recuerdo de sus vecinos. «El proyecto tiene tres elementos básicos: por una parte se pretende crear un ámbito físico y virtual donde se recojan todos los documentos sobre el esperanto, su historia y aspectos relacionados con él, como es el acogimiento de niños y niñas austriacos, y convertir este archivo en un elemento de referencia para investigadores», explicó el autor de la obra, José Vicente Castillo.

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