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Menos horas, más limpieza

Irreductibles de la primera línea de playa

Las carreras matinales para plantar las sombrillas en la bahía de Cullera se moderan al reducirse los veraneantes que recurren a esta práctica, aunque decenas de bañistas aún madrugan a diario y forman colas para coger los mejores sitios

Sombrillas y sillas alineadas reservan el turno en la fila. joan gimeno

n La «guerra de las sombrillas» regresa a Cullera con la llegada del mes de agosto y, con ella, las carreras que diariamente realizan los veraneantes a partir de las 8 de la mañana para ganar la primera línea de playa. Cierto es que son cada vez menos los turistas que recurren a esta práctica consistente en madrugar para plantar la sombrilla en primera línea y garantizar un lugar de privilegio para pasar el día antes de que se llene la playa de bañistas, y que esa menor afluencia ha reducido también las carreras y propiciado que incluso algunos días se monte en las pasarelas de acceso una ordenada fila de sombrillas y hamacas que esperan que el reloj marque la hora de apertura al público de la playa, aunque todavía queda un grupo de irreductibles.

Esta «modalidad deportiva» tan habitual en Cullera en los últimos veinte años ha llegado también a otros municipios de la costa valenciana. Cabe recordar que el conflicto tiene su origen en agosto del año 2004, cuando una máquina que trabajaba en la limpieza de las playas de Benidorm atropelló a una mujer que se encontraba tumbada en la arena.

Desde ese momento muchos ayuntamientos decidieron establecer un horario de restricción de acceso a la playa para que los operarios pudiesen realizar los trabajos de limpieza con normalidad. Uno de estos ayuntamientos fue el de Cullera.

Éste fue el revulsivo para que, desde ese momento, se iniciara la conocida como «carrera de las sombrillas», protagonizada principalmente por veraneantes jubilados que buscan plantar sus sombrillas en primera línea y reservar el espacio para el resto de la familia. Ese emplazamiento permite controlar mejor a los nietos, que suelen jugar en la orilla. Se trata de un espectáculo que curiosos y visitantes pueden contemplar prácticamente a diario, cómo se lucha para poder acceder a primera línea de la playa, una circunstancia que daña y mucho la imagen turística de la ciudad.

Distancia mínima de seis metros

Para evitar estos problemas, el Ayuntamiento de Cullera promulgó a principios del mes de julio de 2016 un bando recordando que la legislación prohíbe implantar sombrillas a menos de seis metros de la primera línea de la playa, por lo que no se pueden poner delante de las zonas reservadas para el servicio de alquiler de hamacas y parasoles. Este bando formaba parte de una serie de medidas que pretendían mejorar la imagen turística del municipio combatiendo la «guerra de las sombrillas».

Desde el 2016 hasta la actualidad, el número de sombrillas se ha ido reduciendo de forma considerable y en la actualidad no va más allá de unas cuarenta personas, un cifra aparentemente reducida si se tiene en cuenta que la playa de Cullera recibe cada día del mes de agosto la visita de más de 150.000 personas.

Ninguna sanción en tres años

A pesar de que sigue en vigor el bando promulgado en el año 2016, la función que ha venido ejerciendo la Policía Local de Cullera, salvo en casos puntuales, ha consistido en informar a los infractores de la existencia de esta normativa, indicándoles la forma en la que han de comportarse con respecto a esta «guerra de las sombrillas». Con este bando lo que se pretendía no era recaudar sino más bien informar a la gente de que no podía dejar plantadas y sin nadie en primera fila de la playa sus sombrillas, hamacas y demás utensilios usados para el baño.

A pesar de dicha función informativa no hay que olvidar que el bando emitido por el Ayuntamiento de Cullera recoge también las posibles sanciones a las personas que incumplan dicha normativa al constituir una infracción del artículo 4 de la ordenanza de Policía y Buen Gobierno, que lleva aparejada sanciones que pueden oscilar entre 750 y 3.000 euros.

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