Más de 21.400 kilómetros ya lleva hechos el vecino de Almenara, Quico San Onofre Llorens, con una bicicleta ideada y construida por este ingeniero industrial, que disfruta haciendo sonreír a la gente y, por este motivo, cuenta con su propia página web.

Este aventurero, amante de la bicicleta, se marcó en su día una ruta que le encaminaba por el mismo recorrido de la Ruta de la Seda y que le está llevando por un buen número de países europeos y asiáticos, una hazaña indiscutible que todavía continúa en marcha. Actualmente cuenta con una página web denominada «A 100 sonrisas por hora», y tal y como el propio Quico explica, «se trata de hacer lo que me gusta, que es viajar en bicicleta, pero con una de éstas muy especial que me hice yo mismo con la que consigo sorprender y hacer sonreír a la gente allá donde voy». Este aventurero de Almenara es un enamorado de viajar y si es en bicicleta mucho mejor, porque «te garantiza mucha libertad y te da una velocidad y una forma de moverte con la que puedes sentir, tocar, oler y escuchar el mundo que te rodea de una manera directa, sencilla y muy cercana».

Cabe recordar que Quico San Onofre salió de Almenara el 4 de noviembre de 2016, «lo que pasa es que cuando llegué al Kirguistán, no tenía visado de China ni de Pakistán, y tampoco tenía mucho dinero, entonces decidí volver a España. Aquí estuve trabajando unos meses y conseguí los visados, por lo que pude reemprender el viaje otra vez. En total llevo veinte meses de viaje». Este ciclista ha recorrido una veintena de países como Kirguistán, Tayistán, Uzbequistán, Irán, Turquía o Tailandia. Aunque el propio Quico reconoce que emprender una aventura de estas dimensiones en la que ya lleva más de 21.000 kilómetros, no es un camino llano de flores, sino que tiene su cara B. «Aparece el cansancio, no solo físico, sino el psicológico». asegura. Ahora, este señor ha alcanzado Tailandia y ha hecho un pequeño parón, aunque asegura que volverá a la carretera «a principios de 2020 y seguiré hasta llegar a Malasia; allí me subiré en algún barco que pille y, según en qué parte del mundo me deje, retomaré una nueva ruta y al mismo tiempo, una nueva aventura».

Quico San Onofre, un muchacho que viaja a cien sonrisas por hora y que no duda a la hora de emprender un nuevo destino. Valiente, con sentido del humor y lleno de vitalidad. Un alma libre. Él mismo asegura en su blog que empezó tarde a viajar, pero que no le costó mucho salir de la zona de confort. Ya saben, nunca es tarde para tomar un nuevo camino, una nueva decisión y una nueva aventura. Y San Onofre es el vivo ejemplo de ello.