En estos tiempos de poner distancia, Xàbia sigue «separando» los chalés del bosque. Ahora, es evidente, los trabajos de abrir cortafuegos están paralizados. El último que se acaba de crear es el de Les Capsades y el Pi Verd, una ladera con vistas al mar en la que se están construyendo numerosos chalés de lujo. Se han talado decenas de pinos de un bosque adulto y que hasta ahora era prácticamente impenetrable. Ha «surgido» una masa forestal de gran valor natural. Ahora entra la luz y el aire en esta pinada. Los árboles que se han cortado y que siguen allí apilados son los de menor porte.

Con el clareado del bosque y el cortafuegos se gana espacio en la interfaz urbano forestal, que es como se conoce a la línea en la que se mezclan los árboles y las casas. Estos trabajos forman parte del plan de prevención de incendios forestales de Xàbia. El pasado mes de diciembre se abrió un primer cortafuegos de 25 metros de ancho (abrazaba 6,7 hectáreas) en el linde del parque natural del Montgó con la urbanización Toscamar-Montgó. Luego se ha creado otro en la urbanización del Rafalet, que está en la ladera oeste de la montaña donde ahora se ha actuado. Capsades y Pi Verd son las partidas de la ladera norte.

Estos cortafuegos y las labores forestales tratan de solucionar un problema histórico en Xàbia. Se han construido cientos de chalés metidos en el bosque o en su linde. Sus propietarios tienen el privilegio de tocar con la mano la naturaleza. Pero luego vienen los sustos. El incendio de la Granadella de 2016 obligó a desalojar a más de 2.000 vecinos de la interfaz urbano forestal.