Aunque parece un ejercicio de adivino, no resulta complicado imaginar que la localidad de Tous no sería la misma de haber mantenido su histórica ubicación. Hace medio siglo, sus habitantes realizaron una mudanza obligada. Fue muy duro, pero visto aquel traslado con la perspectiva que ofrecen los 50 años, cabe reconocer que ha aportado grandes beneficios al municipio.

Fue a principios de la década de los setenta. Tous era un pequeño municipio de la Canal de Navarrés. Se encontraba en una ubicación de difícil acceso y prácticamente aislado del entorno. Una decisión marcaría un antes y un después. El gobierno había puesto en marcha la construcción de una presa para regular y contener las aguas del Xúquer. Para ello, sus habitantes deberían trasladarse a un nuevo emplazamiento. El embalse tendría una capacidad de almacenamiento de 80 hm3, con lo que iba a engullir no solo las casas sino también buena parte del término agrícola.

«Me vine a vivir a la nueva ubicación cuando tenía dieciocho años», recordaba ayer el alcalde de la localidad, Cristóbal García. «Fue una decisión muy complicada, a la mayoría de vecinos le costó mucho el traslado, pero con el tiempo nos hemos dado cuenta de que hemos ganado en todos los aspectos», admite.

La nostalgia inunda todavía los corazones de muchos vecinos de Tous. «La gente todavía guarda en la memoria aquel recuerdo con añoranza», asegura García. No es para menos. Aunque los más jóvenes únicamente conocen el emplazamiento actual, hay un gran número de personas que se sintieron desubicadas. Habían perdido sus raíces. De hecho, la mudanza implicaba no poder volver jamás al hogar en el que nacieron. Se tuvieron que adaptar a un nuevo modelo de vida.

«Vivíamos mucho más aislados que ahora, que estamos más abiertos a la comarca. En aquella época, apenas se podían contar cuatro o cinco coches en todo el pueblo y salía un autobús a Alberic, que luego realizaba el trayecto de vuelta. La gente todavía acudía a la fuente a por agua o al río a lavar la ropa. Hoy tenemos los mismos servicios que cualquier otro pueblo», agradece García. La primera autoridad municipal también destaca que el cambio de ubicación supuso romper definitivamente la barrera idiomática: «Nosotros siempre hemos sido un pueblo castellanoparlante. Pasar de La Canal a La Ribera implicaba adentrarse también en una zona valencianoparlante. Pero ahora, nuestros hijos aprenden sin problema ambas lenguas».

Aporte económico de la presa

Aunque hay un hecho que, por encima de todo, ha dado prosperidad a Tous. La localidad se mudó para facilitar la construcción de la presa. Ésta quedó destruida apenas una década después dando lugar a una de las catástrofes hidrológicas más grandes de la comarca. Se tuvo que edificar de nuevo. Pero los toueros ya vieron la célebre pantanada como espectadores, desde lo alto de la loma en la se construyó el nuevo pueblo, que se asemeja a una urbanización de chalés que encuentra grandes espacios dentro y fuera de las casas.

Con el tiempo, el ayuntamiento logró que el Estado pagase el IBI de la presa. Fue como si les tocara la lotería. «Esos ingresos permiten que tengamos un presupuesto mucho mayor que cualquier otro municipio de mil habitantes. En impuestos recaudamos unos 600.000 ó 700.000 euros. De la presa recibimos más de un millón», detalla el alcalde de un municipio modélico en subvenciones y ayudas sociales. «Son cuestiones que no podríamos hacer si no tuviésemos el aporte especial del embalse», concede Cristóbal García. Han salido ganando.