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Patrimonio

La parálisis administrativa frena la reparación urgente de la torre gótica de Alzira

El consistorio y la parroquia de Santa Catalina aún esperan el visto bueno del Consell - Los técnicos alertaron del peligro de desprendimientos tras detectar graves desperfectos en la espadaña que ponen en riesgo el pináculo

La deteriorada torre gótica de Santa Catalina, ayer. vicent m. pastor

La parálisis administrativa generada por la alerta sanitaria supone dejar en punto muerto algunos proyectos que, antes, se consideraban urgentes. Es el caso de la intervención en la torre inclinada de estilo gótico de la iglesia de Santa Catalina de Alzira. Pese a que los informes municipales alertaban del riesgo de desplome del pináculo y de los múltiples desperfectos de la espadaña, el consistorio y la parroquia todavía no han recibido el visto bueno para subsanarlos.

El ayuntamiento instaló hace aproximadamente un mes una valla perimetral alrededor de la torre para evitar que, en caso de desprendimientos, se produjesen daños personales. Varios días después, el gobierno alcireño hizo llegar al párroco, Enrique Masiá, una orden de ejecución para que solventase rápidamente los problemas más urgentes del campanario. En ese sentido, le exigía que, de manera inmediata, desmontase el pináculo que corona la espadaña así como «todo elemento que pueda desprenderse sobre la vía pública, especialmente los ladrillos cerámicos que conforman el piso del segundo balcón». Para ello le daba un plazo de quince días (ya excedido) que cayó en un paréntesis con la declaración del Estado de Alarma por el coronavirus.

Se trata de un imprevisto que no agrada a ninguna de las partes, ya que tanto el consistorio como la parroquia coinciden en que la seguridad ciudadana «es prioritaria». No obstante, las administraciones superiores centran, de manera comprensible, sus esfuerzos en frenar el avance de la pandemia y atender a las personas afectadas. «Es evidente que ahora mismo el Consell está ocupado con la alerta sanitaria, pero hablamos de una cuestión de seguridad. Creemos que lo más conveniente sería realizar tareas de saneamiento cuanto antes, pero al tratarse de un edificio catalogado como BIC no se puede hacer nada sin el beneplácito de la conselleria de Cultura», explicó ayer al concejala de Seguridad, Infraestructuras y Urbanismo, Sara Garés, que añadió: «En el momento en el que exista una contestación, se debería actuar de manera prioritaria. En días de mucho viento hay elementos que se mueven y es un peligro».

Conocer la patología

Tanto Garés como Masiá coincidieron en que fenómenos meteorológicos como los vividos en esta semana (con viento y precipitaciones) ahondan en el ya de por sí elevado estado de deterioro. Asimismo, el párroco subrayó su intención de subsanar las deficiencias más acuciantes en cuanto le sea posible: «Es cierto ahora está todo paralizado. Hemos pedido el informe técnico y queremos averiguar cuál es la patología de la torre para conocer el alcance del problema. De ese modo, podremos solventarlo provisionalmente. Todos somos conscientes de que la torre se ha deteriorado demasiado, pero sin el permiso de la conselleria no podemos hacer nada. Esta parroquia y su cura nunca se han negado a cumplir con sus obligaciones y este caso no será una excepción porque estamos hablando de la seguridad de las personas».

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