En medio de la que sin duda va a ser la primavera más atípica que muchos van a recordar en toda su vida, la nueva estación no podía haber empezado mejor para la citricultura de la Safor, de la que viven miles de familias.

Las lluvias caídas desde el pasado fin de semana en esta comarca han acumulado, sin causar ningún daño significativo, registros que oscilan entre los cien y los doscientos litros por metro cuadrado, toda una bendición para los campos que ya empezaban a resentirse de la falta de humedad precisamente en un momento complicado, porque muchos propietarios son personas de edad y, por temor y por responsabilidad, quieren quedarse en casa para reducir el riesgo de contagio del Covid-19.

Recogida prácticamente toda la naranja nável, ahora empieza la temporada de la valencia, una variedad muy resistente a la humedad que, con estas lluvias, y también con las que se anuncian para los próximos días, ganará en calibre sin perder calidad.

Alberto Roig, secretario de la Unió de Llauradors en Gandia, un municipio con una extensa zona agrícola, señalaba ayer a este periódico que este episodio de precipitaciones permite ahorrar muchas tandas de riego y, consiguientemente, costes de producción, y añade que no hay riesgo para la calidad de la naranja porque la valencia soporta semanas en el árbol sin merma alguna.

Además, con la limpieza de árboles y la considerable bajada de las temperaturas, que ha hecho que en esta comarca marzo sea más frío que febrero, se consigue reducir plagas, especialmente la del pulgón, otro efecto positivo.

Un cierto temor a heladas

El único riesgo a la vista, aunque muy improbable, es que con toda la floración de los naranjos de variedades tempranas, la temperatura caiga excesivamente. La Agencia Estatal de Meteorología prevé desde mañana hasta el martes próximo registros que bajarán hasta los 4 grados en la Safor, pero el peligro es que, en plena calma, el aire frío se estanque en las hondonadas y allí pueda llegar a helar, aunque sea en áreas muy reducidas. «No sería la primera vez que eso ocurre, incluso en abril», señala Roig, quien no obstante insiste en la poca probabilidad de eso se produzca.

Lo peor de la lluvia desde hace casi una semana es, sin duda, el parón en la recogida de naranja. Miles de personas que se dedican a esa actividad, así como al proceso de transporte, manipulación, envasado y distribución del producto, han visto cómo debían guardar el confinamiento obligado en casa al no poder trabajar.

Aunque la agricultura es el sector más beneficiado por estas lluvias, también hay que destacar los efectos positivos en el medio ambiente y el aumento de recursos hídricos de cara al verano.