Las masas acuáticas de la Ribera se regeneran a pasos agigantados tras diversos episodios de intensa lluvia. Las copiosas precipitaciones acaecidas tanto en los últimos días como, de manera especial, en el mes de enero se suman a un otoño de registros también generosos. Acuíferos y ríos muestran ahora su mejor versión. Exhiben una imagen que no se veía desde hace años. Tanto es así que una comarca habituada a las sequías estivales y las restricciones da por satisfechas las necesidades hídricas de la temporada.

La abundancia de precipitaciones tiene un doble efecto positivo: Por un lado, los acuíferos, ríos y embalses aumentan su capacidad. Por otro, los agricultores reducen su consumo de agua para el riego, ya que los cultivos se encuentran suficientemente abastecidos. Ahorro hídrico por ambas partes.

De hecho, según los datos que recoge la Confederación Hidrográfica del Júcar en sus estaciones, el volumen de agua embalsado en el pantano de Tous se encontraba ayer en 210,26 hm3, lo que supone un 55,5 % de su capacidad. Se trata, además, de su pico más elevado en el último año. A finales de abril de 2019 se superaban, por poco, los 150 hm3.

«A falta de más datos concretos, la sensación que tenemos es de que la situación de las masas de agua ha mejorado notablemente, ya sean embalses, acuíferos o ríos», explica Paco Sanz, de la organización ecologista Xúquer Viu. «A más lluvia hay menos riego agrícola y, por tanto, se recargan los acuíferos, cuyos niveles freáticos crecen. Las presas se llenan y los principales ríos se ven con mucha más agua de la que portan normalmente. Además no es una cuestión de cantidad, ya que este agua es de mayor calidad», añadió. Según Sanz, con los volúmenes actuales también «se mejora la salida al mar y se produce una menor intrusión salina». «Si las cifras son tan buenas como esperamos, podríamos estar protegidos de las sequías durante dos o tres años», concluyó.

Ríos como el Magro o el Albaida lucen, a su paso por la Ribera, una imagen inusual. Se trata de ríos que se caracterizan por la escasez de agua. En estos momentos, rebosan vida como no se había visto en mucho tiempo.

Por su parte, Pepe España, presidente de dos comunidades de riego de Alzira, se muestra un tanto más precavido que Sanz, aunque coincide en los beneficios de estas lluvias: «La Ribera es una zona que se ha visto muy afectada por el cambio climático. Las gotas frías son más fuertes pero también lo son las sequías. Estas lluvias han sido una bendición para los acuíferos, no sólo porque ha llovido aquí, sino porque lo ha hecho en las zonas de cabecera, que son las que los abastecen. Por tanto, seguramente no padeceremos este verano».

Riegos testimoniales

España detalló que los pozos que abastecen a las comunidades de regantes de Margantoni y de la Murta «apenas han arrancado sus motores en lo que va de año». El primero aporta el suministro a, aproximadamente, la mitad de cultivos del Valle de la Murta. Estos campos se riegan a manta (por inundación), aunque la presencia de agua sacada del pozo ha sido testimonial. «En el de la Murta se riega por goteo y sólo se ha puesto en marcha para abonar los cultivos», comenta para concluir: «Lamentablemente, esto también tiene sus consecuencias negativas en el bolsillo del agricultor. Los pozos tienen unos gastos fijos, como el suministro eléctrico. Por lo tanto, se extrae menos agua pero también es más cara».