Aunque las lluvias han sido, por lo general, beneficiosas, su persistencia tendrá también consecuencias negativas. Según un estudio elaborado por la Unió de Llauradors, los episodios climatológicos de los últimos meses se traducirán en una merma del 27 % de la cosecha de fruta de verano, como albaricoques o nectarinas. Esto supondrá pérdidas por valor de cuatro millones de euros. «La reducción de producción se debe a la concatenación de adversas condiciones meteorológicas», detalló ayer el sindicato agrario, que aseguró que se ha detectado «una polinización defectuosa y un mal cuajado de la fruta». Por su parte, AVA lamentó que las precipitaciones hubiesen provocado en los caquis la caída al suelo de cuantiosos brotes, incluso antes de la apertura de la flor. «En zonas generalizadas de Los Serranos, La Hoya de Buñol y La Costera hay explotaciones con afecciones que rondan entre el 70 y el 100 % de los caquis. En cuanto a la principal zona productora, la Ribera Alta, los perjuicios son menos graves», explicó la entidad.