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Atropello

Tres años de la tragedia que estremeció el ciclismo

El juicio a la conductora que arrolló a un grupo de seis ciclistas de Xàbia y mató a tres de ellos todavía tardará en celebrarse entre seis meses y un año - El fiscal y las acusaciones piden 4 años de cárcel y su abogado, la absolución

Los restos de las bicicletas de los ciclistas de Xàbia, desperdigados en el asfalto de la N-332 en Oliva. efe/natxo francés

Salieron a pedalear bien temprano para regresar pronto a casa y celebrar con sus familias el día de la madre. Pero tres de ellos no volvieron nunca. Otros dos quedaron tan gravemente heridos que hoy, tres años después, arrastran terribles secuelas y empiezan a hacerse a la idea de que nunca recuperarán del todo la vida que llevaban antes de ese 7 de mayo de 2017 en el que una joven conductora ebria y drogada estrelló su coche contra una grupeta de seis ciclistas de Xàbia.

La joven, Mavi S., que entonces tenía 28 años, declaró luego que no recordaba nada. Su automóvil (en realidad, era de su abuelo) pasó al carril contrario e invadió incluso el arcén. Por allí venían los ciclistas.

Solo el que iba primero pudo, milagrosamente, esquivar el coche. A los otros cinco, el automóvil los arrolló brutalmente. Dos, el joven Edu Monfort y Luis Alberto Contreras, murieron en ese fatídico kilómetro de la N-332, una recta del término de Oliva en la que un mes después otro conductor drogado atropelló y mató al ciclista de Senija Alejandro Jaén Ginestar. Un tercer ciclista de la grupeta de Xàbia, José Albi, falleció días después en el hospital. Dos de los supervivientes, Andrés Contreras (hijo del fallecido Luis Alberto) y Scott Gordon, padecen todavía doloras secuelas físicas.

Además, la herida psicológica y el dolor de esa tragedia, de la que hoy se cumplen tres años, no cicatrizarán nunca. La muerte de los tres deportistas de Xàbia y el de Senija y el sufrimiento de sus familias y de los supervivientes estremeció al mundo del ciclismo.

Los atropellos sufridos por ciclistas han obligado a reformar el Código Penal para endurecer las penas a los conductores imprudentes y castigar con prisión a quienes huyen de un accidente. Ese cambio legal fue posible gracias a la campaña #PorUnaLeyJusta, impulsada por Anna González, cuyo marido, aficionado al ciclismo, murió arrollado por una camión que se dio a la fuga. El ciclista de Xàbia Andrés Contreras también se sumó a esa campaña.

Tres años después, el juicio a la conductora Mavi S. todavía ni siquiera se ha señalado. La instrucción está terminada. El Fiscal y las acusaciones piden que se la condene a cuatro años de cárcel por homicidio imprudente y que se le retire el carné de conducir durante seis años, lo que supone la pérdida de la licencia. Mientras, el abogado de la joven, que ya ha aportado el escrito de defensa, solicita su absolución. Sostiene que está reinsertada y ha vuelto a trabajar.

Las fuentes jurídicas consultadas han precisado que el juicio todavía tardará en celebrarse entre seis meses y un año. Las periciales de los forenses (valoran las graves secuelas de los supervivientes) han retrasado el señalamiento. Ahora la crisis del coronavirus todavía lo posterga un poco más.

Las mismas fuentes advierten de que los hechos son incontestables. Que el abogado de la joven pida su absolución responde a una estrategia judicial para intentar que no vuelva a entrar en prisión. Aseguran que, desde el punto de vista penal, este caso está meridianamente claro. La conductora, que está acusada de tres delitos de homicidio imprudente, tres de lesiones graves y otro contra la seguridad vial, no esquivará la condena de 4 años de cárcel. Ya ha cumplido uno de prisión provisional. Su letrado alegará que está reinsertada y no tiene antecedentes penales para evitar que ingrese en un centro penitenciario.

Mientras tanto, los supervivientes ya no se hacen ilusiones sobre su completa recuperación. Saben que es imposible. Scott Gordon, de 49 años, tras ponerse en manos de Pedro Cavadas, el cirujano milagro, es consciente de que es prácticamente imposible que vuelva a trabajar como antes en una plataforma petrolífera. Ese empleo es tremendamente exigente. Entre otras secuelas, Scott sufre una acusada dismetría. El accidente le ha dejado una pierna más corta que la otra y eso le dificulta caminar y la produce intensos dolores.

Andrés Contreras también padece dolores que amenazan con volverse crónicos, así como secuelas neuronales. Le han diagnosticado una epilepsia focal.

Incluso ahora que el coronavirus lo contagia todo es imposible olvidar esa tragedia del 7 de mayo de 2017. Seis aficionados a la bicicleta disfrutaban de la amistad y del deporte. Una conductora ebria y drogada se cruzó en su camino. Tras ese día, hay ciclistas de Xàbia que no han vuelto a pasar por esa maldita recta de la N-332.

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