En los últimos años la Diputación de València ha ejecutado o anunciado importantes inversiones para mejorar la red de carreteras de la Safor que es de su competencia, entre las que destaca, con las obras en marcha, una actuación para convertir en un bulevar la vía que cierra la playa de Gandia por poniente, de manera que resulte más acorde a un tramo urbano y de alta afluencia turística.

Pese a eso, todavía quedan en esta comarca obras que se reclaman desde hace años y puntos negros de travesías urbanas que soportan importantes densidades de tráfico, lo que acarrea contaminación acústica y atmosférica, además del riesgo de accidentes.

Entre estos últimos se encuentran los tramos urbanos de Barx, en la carretera que va de Gandia a Simat de la Valldigna, y el de Palma de Gandia y Ador, en la carretera que conduce a Villalonga.

En los dos casos se trata de actuaciones de mucha envergadura porque sacar las carreteras de esos núcleos urbanos obliga a superar una difícil orografía, lo que encarece la ejecución de dichos proyectos.

La diputación también tiene pendiente, en concurso con la Generalitat, la largamente reivindicada mejora del llamado Camí Marenys, que comunica las playas de Xeraco y Tavernes de la Valldigna.