La pandemia del coronavirus va a cambiar muchos aspectos de nuestras vidas incluso cuando, una vez superada la alerta sanitaria, se asiente la denominada «nueva normalidad». Todos los técnicos vaticinan una profunda crisis económica que, en el mejor de los casos, se alargará hasta mediados del 2021. Ante ese escenario como horizonte, el campo está empezando a recobrar protagonismo como posible alternativa a la falta de empleo. Y no son pocos los que desean aprovechar la irrupción de esa nueva era para reparar injusticias históricas y aplicar la igualdad de sexos también en la agricultura. Esta concepción paritaria ha arraigado ya en Cullera.
Un importante colectivo de agricultores, entre los que se encuentra Marc Joan, secretario general de la Unió de Llauradors i Ramaders en Ribera Baixa, pretende normalizar la situación en el campo para ofrecer jornales y oportunidades a todo el mundo, sin atender ningún tipo de discriminación por razones de sexo o edad, dado que la agricultura también necesita rejuvenecerse. De hecho el líder sindical cullerense ya ha constatado que cada vez «son más los jóvenes que ven el trabajo de la tierra como una salida para reparar su maltrecha economía y labrarse un futuro decente».
«Recuperar su espacio»
Marc Joan también certifica que no solo son los jóvenes quienes se acercan al campo en busca de trabajo sino que las mujeres, un sector social que siempre ha estado muy ligado a las tareas agrícolas, «van recuperando su espacio en la agricultura» y adquiriendo un protagonismo cada vez mayor.
El grupo de agricultores que lidera el secretario comarcal de la Unió pretende aprovechar el regreso de los jóvenes y las mujeres al campo para imponer la paridad en la contratación. «Para nosotros es muy importante que la agricultura apueste por la igualdad, porque ha llegado el momento de pasar de las palabras a los hechos.» Y ya lo han puesto en práctica: «Siempre que podemos intentamos contratar el mismo número de mujeres que de hombres, un criterio que está facilitando que las mujeres vuelvan de forma clara a asumir labores agrícolas».
Recolección muy demandada
Lo curioso, según relata Joan, es que cuando se plantearon contratar a mujeres pensaban encontrar un grupo muy reducido de aspirantes, pero pronto se sorprendieron de «la gran cantidad de mujeres que solicitaban trabajar en las labores agrícolas, en especial en los trabajos de recolección». Y la igualdad va a ser absoluta: cobran por igual hombres y mujeres «como no podía ser de otra manera, mismo trabajo mismos salarios», remarca.
El campo, a pesar de su extrema dureza, despliega una gran variedad de ocupaciones que pueden adaptarse a las condiciones de unos y otros, ya que se tiene en cuenta el esfuerzo físico que queriere cada tarea. La vuelta de la gente joven y de las mujeres al campo se presenta así como uno de los grandes revulsivos economicos de la situación laboral y económica tras la pandemia.
