El concejal de Carcaixent Juan Albert renunció ayer a sus delegaciones de gobierno. Da el paso un par de semanas después de ser visto saltándose las restricciones del confinamiento. Aunque se mantendrá como concejal del ayuntamiento, su decisión deja al ejecutivo en minoría.

Pese a que abandonó el pleno de la pasada semana como miembro del ejecutivo local y descartando su marcha tras ser reclamada su dimisión por parte de uno de los partidos de la oposición, finalmente ha dado un paso atrás. Con todo, Albert sostiene que su decisión se debe únicamente a «circunstancias personales» , que no especifica, que le impiden desarrollar sus funciones.

Albert entró a formar parte del gobierno municipal como concejal no adscrito tras abandonar las filas de Ciudadanos, partido con el que se presentó a las elecciones de 2020. El movimiento, cargado de polémica y criticado hasta la saciedad por la oposición, dio la mayoría a un pacto progresista entre Compromís y PSPV. Adquirió, entonces, la condición de teniente y las áreas de Servicios Municipales y Procarsa.

Pendientes de su lealtad

Según fuentes municipales, Albert comunicó al equipo de gobierno, el pasado viernes, su decisión de abandonar sus delegaciones, aunque se mantendrá como concejal. Sus compañeros le expresaron su deseo de que continuase en el ejecutivo y agradecieron su dedicación al frente de sus áreas. Aunque cabe esperar que durante el resto de legislatura mantenga una cierta lealtad al gobierno del que ha formado parte este último año, lo cierto es que el gobierno se queda en minoría y deberá buscar su apoyo antes de cada votación, algo que no era necesario mientras lo integraba.

Las concejalías que hasta ahora gestionaba Albert pasarán a manos del alcalde, Paco Salom, hasta que el ejecutivo valore si es necesaria una reorganización interna que redistribuya las delegaciones y el sueldo que ahora se queda sin propietario. «Quizás más adelante se tengan que hacer cambios, pero ahora no es el momento. Hay otras cuestiones que son más urgentes que esta», aseguró al respecto el propio Salom.