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Archivo Arolsen

La memoria robada por el nazismo

El centro internacional de persecución nazi busca a las familias de tres deportados valencianos para devolverles pertenencias de seres queridos

La memoria robada por el nazismo

Los archivos Arolsen, uno de los más extensos del mundo sobre víctimas del nazismo, ha lanzado una campaña #StolenMemory (memoria robada) con la que persigue poder retornar objetos personales de decenas de deportados en campos de concentración.

Entre las pertenencias que custodia este fondo internacional se encuentran las de tres valencianos: José Badia Agustí, José Albert Peñalva o Peñal y Francisco Navarro Serrano, que este centro de investigación quiere devolver a sus familiares. Por ello, la iniciativa recoge, entre otras acciones, una petición de colaboración en la búsqueda de posibles parientes de estos tres valencianos deportados, aunque la campaña se extiende a más de 30 países, dada la cantidad de objetos que existen en el archivo, de presos de diferentes nacionalidades en campos de concentración.

En el caso de los tres valencianos y el de cerca de otros 30 españoles, los archivos cuentan con la colaboración del investigador Antonio Muñoz, de la Universitat Rovira i Virgili de Tarragona, cuyo trabajo le ha llevado hasta el ayuntamiento de Castielfabib para encontrar a los familiares de Francisco Navarro Serrano, nacido el 17 de febrero de 1911, quien estuvo en el campo de concentración de Neuengamme, con otros 500 españoles, casi todos ellos en 1944. Sin embargo, desde esta administración local, se descarta que Navarro fuera vecino del municipio, después de la búsqueda realizada en los archivos desde 1905. «No hay constancia de que naciera aquí», afirmaba el alcalde, Eduardo Aguilar. «El apellido Navarro es muy común en Ademuz, lo más probable es que fuera de allí». Tras esta pista, Levante-EMV se ha puesto en contacto con el presidente de la corporación de Ademuz, Ángel Andrés, quien se comprometía a investigar en sus archivos. «Dentro de nuestras posibilidades vamos a hacer todo lo posible para localizar a su familia en el caso de que esta persona fuera de Ademuz», aseguraba.

De este deportado valenciano, los archivos Arolsen custodian un reloj y una ficha del campo de concentración, en la que se deja constancia de su ingreso. «De Navarro se sabe también que sobrevivió y que en los años sesenta vivía en Dauture, Francia» informaba Muñoz.

«Es muy complicada la búsqueda de las familias de todas estas personas, más que nada por los pocos datos que se tienen. Las traducciones que los alemanes hacían de sus nombres y sus apellidos cuando estos ingresaban en los campo de concentración no sabemos si eran correctas, al igual que la de los lugares de origen de los presos. Muchos daban el nombre del lugar donde vivían en ese momento, no el de dónde nacieron», explicaba el investigador. Un ejemplo claro es el de José Albert Peñalva, cuyo segundo apellido no se sabe con certeza si es Peñalva, Penalva o Penal, lo que dificulta la búsqueda de sus parientes. Sin embargo, sí que se conoce que nació en Monòver, el 3 de noviembre de 1896. Respecto a los objetos que el archivo Arolsen conserva de él destaca un anillo de casado y su cartilla de registro en el campo.

En cuanto a José Badia Agustí, se sabe que nació en Llíria, el 10 de octubre de 1885 y que falleció en el campo de concentración de Neuengamme el 30 de diciembre de 1945. De entre los objetos encontrados tras la liberación de este campo, aparece un reloj de bolsillo y varios documentos.

Esta campaña, que los archivos llevan en marcha varios años, persigue devolver la memoria robada de decenas de deportados en el mundo y así lo han puesto de manifiesto algunos familiares de estos reclusos, quienes gracias a este centro de investigación de persecución nazi y su labor han podido conocer parte de la vida de sus seres querido a quienes les han devuelto su memoria. «Nos hemos encontrado con todo tipo de historias, familiares que no han querido saber nada, porque se han quedado en shock al conocer que sus más cercanos habían sufrido un campo de concentración. Otros que pensaban que habían luchado en la división azul cuando lo habían hecho en bando contrario. Muchos hay que desconocían completamente lo que había pasado con sus padres, abuelos, bisabuelos...» añadía el investigador.

En la actualidad, el archivo cuenta con más de 3.000 objetos pertenecientes a deportados de distintos lugares de Europa, de éstos, una treintena son de presos españoles, un fondo lleno de historia que ha inspirado la exposición «Stolen Memory», que abrirá sus puertas en Barcelona a finales de mes y que ayudará sin duda a esta búsqueda.

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