Solo una avalancha devastadora (e histórica) de agua había dejado sin baño en l'Assut a los vecinos de Antella hasta ahora. La rotura de la presa de Tous destruyó todo a su paso, incluida la infraestructura hidráulica, que da nombre dicha playa fluvial. En aquel momento no quedaba ni playa. Nada podía hacerse. Pero hoy es una pandemia la que ha obligado a cerrar un espacio en el que, aunque resulte paradójico, el baño está prohibido. Aunque el clamor popular por la reapertura crece, el consistorio se mantiene firme.
El ayuntamiento optó hace unos días por la medida más responsable de cuantas estaban en su mano: cerrar el acceso al Assut para evitar posibles aglomeraciones de bañistas. La popularidad del paraje ha crecido de manera exponencial en los últimos años. Si a eso se le suma la mayor demanda de espacios turísticos de interior, la afluencia masiva a la playa fluvial parecía garantizada. El consistorio, que se ve incapaz de gestionar dicha situación, ya ha instalado una valla para prohibir el paso a vecinos y visitantes.
Aliviarse ante el intenso calor
El cierre ha avivado un cierto malestar vecinal que ha ido en aumento. Ha surgido una plataforma que reclama la reapertura «inmediata» de l'Assut para su uso recreativo. El colectivo defiende que la apertura de la playa fluvial es necesaria para sobrellevar las elevadas temperaturas del verano y apela a «pensar en los niños que han estado más de tres meses confinados». Además, se plantea la posibilidad de cerrar l'Assut los domingos para evitar las grandes aglomeraciones en una jornada propicia como es la dominical.
Fuerte impacto de la pandemia
La plataforma, a su vez, emplaza al ayuntamiento a seguir las recomendaciones del gobierno valenciano en materia de seguridad sanitaria en espacios turísticos. Algo que, por otra parte, resulta incompatible con la propia naturaleza del paraje ya que, hasta la fecha, no cuenta con la catalogación de zona de baño. Es más, nadar está prohibido debido a la existencia de infraestructuras hidráulicas, que ya se han cobrado varias vidas.
Pese a la insistencia vecinal, el consistorio mantiene su postura: «Mientras no se pueda asegurar la salud de todo el mundo, no se va a abrir. Somos uno de los pueblos más afectados por la pandemia, así que nuestros vecinos deben ser conscientes de que la situación es excepcional», defendía ayer la alcaldesa, Amparo Estarlich. Será, por tanto, el primer verano en la historia, si exceptuamos la pantanada (que literalmente borró el azud del mapa), en que los vecinos no podrán bañarse en la playa fluvial. Ni los más antiguos del lugar recuerdan l'Assut cerrado por orden municipal.
