Desde lo alto de la ermita de san Roque, en la carretera de Chulilla a Sot de Chera, se ve a Sote encantadoramente adormilada en las faldas del Morrón, santo y seña de la población. Sultana ella sus pies son mecidos por el río patrio. Las calles son de trama urbana árabe apiñadas en torno a un minúsculo y empinado río. Más torre vigía que castillo para vigilar el paso por las aguas del cauce y sus sendas.

Gregorio bautizó sus fértiles y cuidadas huertas con el nombre de Valle de la Alegría y durante muchos años, a ciclostil, editaba mensualmente una cariñosa, empeñosa y voluntariosa revistilla, que enviaba a los hijos del pueblo que no tenían la fortuna de vivir en él.

Es una gozada su tranquilidad, removida y alterada los días de verano. Éste, sin embargo, por estar el río cerrado en aras del coronavirus, no ha subido tanta gente como siempre. Agosto es el mes de ebullición. El pueblo está sumamente cuidado y embellecido. Los propios vecinos se encargan de ello. El término es rico en fuentes, cada una para curar un mal. Se encuentra alrededor del pueblo todo un vademécum de aguas. La Meona, por ejemplo, para los afectados por la próstata.

Aparte sus preciosos alicientes turísticos, es de los pueblos que podría vivir del turismo tranquilamente si se lo propusieran, Sot de Chera guarda entre sus tesoros un hecho geológico curioso. Es un hito geológico de gran importancia en el ámbito de la geología debido al plegamiento casi perfecto que se produce entre las dos capas rocosas. Una serie de anticlinales y sinclinales que se suceden entre sí en el camino que conduce a la Fuente Santa María.

Anticlinorio de Sot

Hito geológico de gran importancia en el ámbito de la geología debido al plegamiento casi perfecto que se produce entre las dos fuerzas rocosas y que hace que Sot de Chera sea muy conocido en lo que a nivel geológico se refiere. Ello ha hecho que fuese declarado su término Parque geológico, integrado en el de Chera, primer parque geológico de la Comunidad Valenciana.

En tiempos remotos, las tierras de Sot de Chera y Chera entraron en colisión. Dicen los científicos de Parques Naturales de la Generalitat Valenciana, que la diferente naturaleza de las fuerzas que originaron las formaciones geológicas en los dos términos municipales del Parque, forman un conjunto lleno de contrastes: fuerzas de distensión y fallas normales del lado de Chera, contra las fuerzas de compresión, anticlinales y sinclinales del lado de Sot.

Así, la depresión morfológica de Chera, tiene la constitución de una fosa tectónica. Se trata de una estructura alargada, relacionada con el Plegamiento Alpino, limitada por fallas que rompen la cobertera en bloques, de los cuales el central aparece más hundido que los laterales. En la actualidad, la fosa tiene preservadas muchas de sus características morfológicas originales, desarrolladas entre el Cretácico Superior y el Mioceno, período desde el cual la fosa se ha ido hundiendo una media de 700 metros. Su relleno sedimentario, formado por depósitos lacustres y fluviales, contiene restos de los últimos dinosaurios que poblaron la actual Península Ibérica.

Respecto al término de Sot de Chera, siguen explicando los expertos, se asienta prácticamente en su totalidad sobre calizas jurásicas y cretácicas muy fracturadas. El sistema montañoso pertenece al Plegamiento Alpino, el cual origina el valle del río - el valle de Gregorio- que lleva su nombre, creando una garganta de 400 metros de altura y seccionando el término municipal en dos altiplanos, denominados respectivamente Pera y Plano. A lo largo de la garganta se pueden ver toda clase de accidentes dinamometamórficos de singular belleza, observándose en distintos puntos grandes deformaciones de las capas de piedras, debidas a la formación conocida geológicamente como el Anticlinorio de Sot.

En conjunto, el modelado kárstico de los numerosos roquedos calcáreos ha propiciado la existencia de gran cantidad de cuevas. Unas presentan bellas formaciones de estalactitas y estalagmitas y otras se desarrollan a lo largo de laberínticas galerías. También hay cuevas que se originan por la formación de toscas y travertinos en manantiales petrificantes, con espectaculares cascadas y numerosas oquedades contiguas, como las Toscas de Cherales o las cuevas de la Garita.

Los primeros asentamientos humanos que se encuentran en el Parque se remontan al neolítico, con restos de pinturas rupestres, petroglifos, etc. Sus primeras construcciones se pueden datar en la edad de bronce, se trata de pequeños poblados estratégicamente situados en atalayas, fáciles de defender y con acceso cercano al agua. La mayor parte dieron el origen de posteriores asentamientos íberos.

La Almazara y Juan de Juanes

En otro orden de cosas, Sot de Chera conserva en perfecto estado la Almazara del Conde una almazara, que fue algo así como la revolución industrial y económica del pueblo. Está reconocida por la Conselleria como Colección Museográfica. La almazara se ubica el molino rompedor de dos grandes piedras tronco-cónicas, las prensas hidráulicas, las vagonetas, una termo-batidora, un cuerpo de bombas y todo tipo de utillaje para la elaboración del aceite.

Destinada actualmente a museo temático del aceite donde se observan las diferentes fases de cómo se elaboraba tradicionalmente. La almazara dispone de una guía audiovisual que relata el proceso de transformación de la oliva en aceite. En la fiesta de San Antón en el mes de enero se realiza una demostración en vivo ofreciendo a los asistentes una cata del producto.

Perteneció a la casa señorial de los Monpalau, señores locales, desde el siglo XVII hasta 1987, último año en el que se llevaron 14.830 kg de aceitunas y se elaboraron 3.411 L de aceite. En 1947 la Almazara se convirtió en la sede social de la Cooperativa Aceitera y Caja Rural de Sot de Chera.

Y en lo relativo a la Cultura, en Sot de Chera no hay que perderse contemplar en su iglesia parroquial, del siglo XVII, un sagrario-tríptico-retablo de Juan de Juanes, que obra en su altar mayor, que lleva por título Cristo mostrando la Sagrada Forma, datado a mitad del siglo XVI. Realizado en madera policromada dorada. Su forma es prismática y de base hexagonal, de un metro de alto por sesenta centímetros de ancho y sesenta de profundidad.