Cuando el 13 de marzo, a dos días del inicio de la fiesta, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, anunciaba la suspensión de las Fallas, la noticia cayó como un auténtico mazazo para un colectivo que ya lo tenía todo a punto para zambullirse en sus días más importantes. Fue un «shock» del que los responsables de juntas y comisiones y especialmente reinas y falleras mayores tardaron mucho tiempo en reponerse. Aun hoy se hace raro pensar que 2020 acabará como un año sin Fallas, algo que se ha vivido muy pocas veces en la historia.

Hay una comisión en Gandia, la del Barri de Crist Rei, sin embargo, que, dentro del mal trago que supuso quedarse sin fiestas, casi puede dar gracias de que se suspendieran. Tal ha sido el desastre de monumento que les ha elaborado su artista infantil que, de haberse celebrado, apenas podrían haber plantado nada en la calle para quemar, con la desilusión que ello habría supuesto especialmente para todos los niños y las niñas de la comisión.

No es que lo la habría tenido acabada a tiempo, sino que, además, lo poco que entregó a los falleros y falleras estaba mal acabado, según denuncia el presidente, Tomás Barchín. Ninots mal lijados y pintados, figuras envueltas y reparadas con goma eva, fisuras en algunas piezas. «Daba risa de ver», indica el presidente. «Contactamos con él en abril, después de las fallas del 2019 y firmamos el contrato. No sabíamos qué iba a hacernos. Nos dijo que en junio tendríamos la falla medio modelada y acabaría de confeccionar los ninots», explica el máximo representante de la comisión.

Algo habitual en este tipo de relaciones entre un artista y una falla, este mandaba periódicamente fotos de cómo iban quedano los «ninots» durante el proceso de elaboración. Todo parecía normal pero la primera señal de alarma la recibieron el pasado mes de febrero, cuando el propio presidente acudió de nuevo al taller. En este caso acudía con los padres de la reina y el presidente intantil. Iban a recoger el ninot de la exposición, que competía, además en el concurso de Mejor Ninot. «Habíamos hablado de hacer algo diferente para poder ganar el primer premio de sección segunda», explica Barchín. «Pero nuestra sorpresa fue que nos encontramos una pieza que estaba tapada. Cuando la abro, vi un ninot de base que estaba mal pintado, mal modelado. No era nada de lo que habíamos hablado», señala el presidente de Crist Rei, quien reconoce que «me sentí afrontado ante los padres de nuestros representantes».

Nuevas manos para mejorarla

La pieza viajó hasta Gandia, donde la comisión buscó rápidamente un taller para que lo arreglara en la medida en que pudiera. Pero la pesadilla no acabó ahí, puesto que el resto de la falla estaba prácticamente igual. Aparte de que no estaba toda la falla terminada, las piezas que sí lo estaban presentaban importantes deficiencias. «En febrero le pedí que me diera todo lo que tenía», explica el presidente. Una de las piezas centrales era una torre Eiffiel que debía estar hecha toda de madera pero que la hizo de corcho. También había una abuelita que tenía una mano de maniquí pegada con goma eva, según la versión del presidente de la comisión. «Era un auténtico desastre. Te daban ganas de darle una patada y tirarla al contenedor», señala Barrachina.