Bares que trabajan en Xàbia a sol y sombra (en verano y en invierno) han decidido tomarse unas vacaciones «forzadas». El ayuntamiento se puso serio tras los excesos del fin de semana de Halloween. Anunció que sancionaría con un mes sin terraza a los establecimientos de hostelería que incumplieran las medidas de prevención sanitaria de la covid-19 (mesas separadas y en las que no se reunieran más de 6 personas, no servir en las barras, aforos limitados y la obligación de los clientes de llevar la mascarilla mientras no se consume). Dicho y hecho. Apenas hubo sanciones. Pero algunos negocios tentaron a la suerte y se han quedado un mes sin poder ocupar la calle con mesas y sillas.

Ahora, con las restricciones que debe cumplir el sector, las terrazas se han convertido en una tabla de salvación. De ahí que, sin esa vía de negocio, alguno de los sancionados haya decidido tomarse unas vacaciones a la fuerza.

Ha ocurrido, por ejemplo, en la playa del Arenal. Un bar de los clásicos, que este verano ha funcionado como un tiro, ha bajado ahora temporalmente la persiana. Lo de la persiana es un decir. Ha cerrado, sí, pero lo ha hecho con una aparatosa valla de metal que rodea la pequeña terraza.

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Este negocio, antes de la sanción por no cumplir las normas de prevención del coronavirus, podía montar mesas en el paseo y en e l aparcamiento colindante, ahora peatonalizado. Tenía espacio para funcionar con holgura. Pero, privado de las terrazas exteriores y sin poder utilizar la barra, el posible beneficio se estrecha mucho. Los dueños estarán de asueto durante el mes sin terraza. Y luego toca cumplir a rajatabla. Una segunda sanción implica perder el permiso para montar la terraza.

En Xàbia, no se paga ahora ocupación de la vía pública. El ayuntamiento quiere dar oxígeno al sector. Mejor no jugar con fuego.