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La superficie cultivada cae un 2 % tras perder 282 hectáreas en 2020

El año 2017 marcó un punto de inflexión al alcanzar con 15.977 ha la máxima extensión

Campos de caqui en Sollana. VICENT M. PASTOR

Aunque el arranque de plantaciones de caqui no sea generalizado, como defienden fuentes del sector, el goteo de casos evidencia un cambio de tendencia que confirman las estadísticas oficiales. La alta rentabilidad que ofrecía en una primera etapa este cultivo propició que en pocos años se triplicara la superficie al pasar de las 4.485 hectáreas que se explotaban en 2008 en la C. Valenciana a las 15.520 censadas en 2016, con La Ribera como principal centro productor.

La superficie cultivada de caqui tocó techo el año siguiente con 15.977 hectáreas, que marcaron un punto de inflexión ya que en 2018 se reducía por primera vez la extensión al contabilizarse 15.891 hectáreas con el veto ruso, la pérdida de rentabilidad con una cosecha creciente o el aumento de los costes de producción por la aparición de plagas como telón de fondo. Pese al repunte al alza del año 2019 (15.922 ha), en 2020 se han perdido 282 hectáreas, lo que supone un descenso del 1,8 %. La reducción si se compara con los datos del año 2017 es del 2,11%.

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