Mónica Portero Fernández tiene 22 años, es de Xàbia y estudia Filología catalana en la Universitat d’Alcant. ¿Qué la diferencia de la mayoría de los jóvenes? Su talante luchador. No se rinde ante nada. Sufre espina bífida e hidrocefalia y ha iniciado una campaña de firmas en internet para lograr dar visibilidad a la discapacidad y que los políticos «hablen más a menudo de políticas integrales para conseguir nuestra igualdad en todos los ámbitos de la vida».

Esta joven asegura que a cada año que pasa se siente «más libre, más valiente y más segura de sí misma». Ha superado muchos obstáculos. Se declara «feliz» y relata que en su día a día utiliza el transporte público adaptado que la lleva a la universidad. Allí se mueve sin dificultad en un campus adaptado para desplazarse en silla de ruedas. «Pero sigo encontrando mucho desconocimiento e ignorancia en una parte de la sociedad. Hay gente que me mira y me para y me pregunta que qué me ha pasado».

Advierte de que echa en falta campañas de visibilización y concienciación «para que dejemos de ser vistos como distintos» y eliminar los prejuicios y las «actitudes que nos excluyen». También precisa que se topa con transportes no adaptados y con escalones y rampas empinadas en locales y tiendas que todavía no cumplen la ley de accesibilidad universal. «Queda todavía mucho por hacer para conseguir una sociedad totalmente inclusiva», asevera, y añade que le gustaría que las personas con discapacidad dejen de ser vistos como diferentes o raros.

Mónica se reunió ayer por vía telemática con el alcalde de Xàbia, José Chulvi, quien se comprometió a llevar a las Corts sus reivindicaciones. El munícipe también avanzó que impulsará en el municipio acciones para hacerlo más accesible.