Una simple pregunta, ¿de dónde viene el huevo?, es la que le hizo hace diez años su hija a Artur Hernández, actual edil de Compromís del Ayuntamiento de Picassent. No bastó con una sencilla respuesta buscando fotos por internet. Artur decidió que era mejor adquirir algún ejemplar de gallina para que su hija pudiera comprobarlo en directo. Entonces este vecino de Picassent empezó a indagar cuál era la gallina que mejor se amoldaba a las características climatológicas de esta zona -ya que la mayoría no soporta las altas temperaturas- y se topó con la gallina alicantina, una raza autóctona a punto de desaparecer, pues a finales del siglo XX tan solo quedaban algunos ejemplares en la zona de Benissa (Alicante) criadas por Julio Díez, propulsor de salvar esta raza. «Veo que es una gallina que en ese momento, hace 10 años, no hay casi, está excluida de los circuitos de exposición de aves y empiezo a investigar. Llego hasta Avival -Asociación de criadores de razas de gallinas y palomas autóctonas de la Comunitat Valenciana-, y me topo con Toni Nebot de Atzeneta del Maestrat, en Castelló que me facilita ejemplares».

A partir de ahí, Artur consciente de tener que aprender a criar gallinas se pone en contacto con gente de Alicante quien le inyecta el interés por querer salvar esta raza autóctona, para lo que es indispensable conseguir que se le dé oficialidad.

Así, Artur Hernández junto a otros criadores tanto de Alicante como de Castelló fundan el Club de la gallina alicantina, cuya misión es participar en exposiciones tanto regionales como europeas y trabajar para lograr el certificado de reconocimiento de la raza alicantina por parte de la Federación Española de Avicultura. Algo que llegó hace apenas un par de semanas. «Ha sido una sorpresa, estamos contentísimos, llevamos dos años luchando por conseguirla», señala el picassentino, quien considera que se ha cerrado un ciclo. «Este reconocimiento va a permitir unificar lo criterios de crianza y salvaguardar la raza, ya que podrán participar en concursos y habrá más gente interesado en su crianza», señala.

Artur Hernández cuenta con un criadero de gallinas alicantinas en una casa de campo de Picassent, donde actualmente tendrá unos 20 ejemplares «aunque he llegado a tener más del doble», dependiendo de la crianza, para la cual tiene incubadoras de huevos.

Un ejemplar más de concursos que ponedora

La gallina alicantina se caracteriza por tener un tipo esbelto, alto, en forma de triángulo, con la cabeza más alta que la cola. Pecho recto, porte ágil y atlético. Plumaje apretado al cuerpo, duro y resistente. Temperamento fuerte, asilvestrado muy vivaz. Puede ser de cinco tipos según el color de su pelaje: milflores, blanco, negro moteado, blanco armiñado en negro, o pinto. Unas características que le hacen participar como invitada en concursos y exposiciones y ganar premios.

Según Artur Hernández, no se trata de una gallina «muy buena madre» en cautividad y se requiere incubadora para garantizar la reproducción.