"Proyectábamos películas para uno o dos espectadores; es totalmente insostenible"

«Todo en la vida es cine y los sueños cine son». Lo cantaba Aute. Pero su «cine, cine, cine, más cine por favor» ha tropezado con la tercera ola. Hasta una sala que ha resistido durante 62 años en un negocio tan volátil como los sueños ha tenido ahora que apagar el proyector. El Jayan de Xàbia, uno de los últimos cine de pueblo y refugio de cinéfilos en la Marina Alta, ha colgado un cartel que reza: «Nos cogemos vacaciones. Volveremos pronto». Pero ese «pronto» es una incógnita. «No lo sabemos. En los cines no ha habido contagios y nuestra sala es totalmente segura. Con la reforma que hicimos hace cuatro años instalamos un sistema de renovación del aire que equivale a que las ventanas estén abiertas. Pero debe mejorar todo para volver a abrir. Hemos aguantado lo que hemos podido», explicó ayer Antonio Català, que regenta este histórico cine junto a su familia.

Hace ahora un año esta sala llenaba con «Parásitos». El filme surcoreano de Bong Joon-ho, ganador de la Palma de Oro y el Oscar, iba como anillo al dedo a este cine de pantalla grande y amplio patio de butacas. Apuesta por el cine independiente y de autor y por las películas en versión original subtitulada (los residentes británicos son grandes aficionados al séptimo arte). Pero también acoge grandes estrenos.

Ahora se ha desatado una suerte de tormenta perfecta. «Nos ha hecho mucho daño el cierre de la hostelería. Nuestro público está acostumbrado a tomarse algo en los bares de la zona (el Puerto de Xàbia). Los espectadores británicos, que son residentes de avanzada edad, también están ahora más asustados. Y no hay estrenos», advierte Català. «Hemos proyectado películas para una o dos personas. En otras circunstancias, hubiéramos cancelado la sesión, pero, ya que habían hecho el esfuerzo de venir al cine, pasábamos el filme. Pero es una situación totalmente insostenible».

El cine Jayan reabrió el pasado 1 de julio. El verano fue flojo. Solo la película de Santiago Segura «Padre no hay más que uno» agitó la cartelera.

El toque de queda a las 22 horas ya obligó a cambiar el horario de las películas. La sesión de las 20 horas iba muy justa para que los espectadores pudieran volver sin apresurarse a casa.

La sala es amplísima y segura. Y tiene historia y la magia de los viejos cines. El Jayan volverá, eso seguro. Y hará volar los sueños de cine de los muchos peliculeros de la Marina Alta.

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