Todo es cuestión de ángulos. La gárgola dislocada colocada en la portada sur de la iglesia gótica de Xàbia ha cambiado el ángulo por una curva. El caño ya no es tan esquinado. Los operarios expertos en trabajar la piedra tosca suavizaron ayer las aristas y recortaron el brazo dislocado.

Los retoques mitigan el contraste que provocaba esta nueva gárgola en una portada de armoniosa ornamentación gótica y en la que destacan las fantásticas gárgolas ahora restauradas por artesanos de la tosca.

Que este caño tuviera esa forma esquinada respondía a un propósito técnico. Antes el agua caía directamente a una jardinera que está junto a la sacristía. Esta parte de la iglesia sufría filtraciones y tremendas humedades. El brazo torcido tira el agua sobre la terraza que se ha creado sobre la sacristía. El agua escapa por los caños que dan a la plaza. A este templo le sientan mal los remojones.