Los vecinos de Xàbia que salen a pasear o a correr con las primeras luces del alba deberán llevar de ahora en adelante la mirada clavada en el suelo. Ojo con meter el pie en un agujero de los pluviales. El tropiezo y las lesiones pueden ser muy graves. Pero todavía es peor que te trague la tierra, es decir, caer por una boca de alcantarilla. Eso da mucho miedo.

Y sí, hay que andarse con mucho cuidado. A los ladrones les ha dado ahora por saquear las piezas de hierro de fundición que más a mano están en las calles. En la noche y la madrugada del miércoles al jueves, los cacos perpetraron en Xàbia un robo masivo de tapas de alcantarilla y de rejillas de pluviales. Se llevaron más de 50 de las calles Garcilaso de la Vega, Tàpies y Antonio Machado, que están junto al cauce del río Gorgos, y de la urbanización El Garroferal del Montgó. Estas zonas están totalmente urbanizadas. Sus calles están terminadas. Pero hay mucho suelo libre para construir. Los ladrones tenían muy estudiado donde podían robar las tapas de alcantarilla sin llamar la atención de los vecinos.

El robo obligó ayer a la Policía Local a cerrar al tráfico las calles del Montgó donde los cacos sustrajeron las rejillas de pluviales. El boquete tenía suficiente anchura como para que se metieran las ruedas de un coche.

Los ladrones se llevan estas piezas de función para venderlas en chatarrerías ilegales, que las compran al peso. Para levantar las alcantarillas utilizan fuertes ganzúas y palancas. Cargan el botín en una furgoneta. Estos cacos están fortachones. Hay que hacer un esfuerzo hercúleo para alzar a pulso una tapa de alcantarilla.

La concejala de Servicios, Kika Mata, denunció ayer ante la Guardia Civil el robo masivo de estas piezas de fundición. Reponerlas le constará al ayuntamiento unos 10.000 euros. El delito lo cometen los cacos, claro está, pero también las chatarrerías que les compran el botín de hierro macizo. Mata alertó del peligro que estos robos entrañan para viandantes y conductores. Las calles amanecen sembradas de agujeros.