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Las bodegas de Alforins se sublevan contra la llegada de plantas fotovoltaicas

La Societat de Viticultors reclama la suspensión del decreto que autoriza los huertos solares al entender que "banaliza" el paisaje de viñedos y daña la cultura, la industria y un modo de vida - Impulsan un frente común con consistorios y colectivos

Vista de una finca de viña en Fontanars dels Alforins

Sobre los Alforins, unas tierras de enorme valor paisajístico con bodegas denominación de origen, sobrevuela la sombra de las granjas de placas solares, una fuente de energía verde que amenaza la agricultura, el paisaje y el ecologismo de dichos terrenos. La Societat de Viticultors i Productors de Terres dels Alforins, una asociación de diez bodegas y viñedos localizadas en esa subcomarca formada en el triángulo entre Fontanars dels Alforins, la Font de la Figuera y Moixent, se ha alzado en armas contra la habilitación de estos proyectos de energía fotovoltaica, a los que ha dado luz verde la Generalitat Valenciana con un decreto ley para agilizar su puesta en marcha. Su postura al respecto es clara: «Hay que paralizar el decreto, modificarlo y garantizar cierta protección. Están banalizando toda una cultura y un modo de vida».

Son las palabras de Rafa Cambra, presidente de la asociación de viticultores, que definía así el sentir de las bodegas de Alforins. No se han quedado parados: la semana que viene trasladarán directamente esta petición a la Secretaria Autonómica de Transición Ecológica, Paula Tuzón, en el marco de una serie de reuniones que la Societat de Viticultors de les Terres dels Alforins ha movido para pedir la suspensión, al menos cautelarmente, ese decreto 14/2020 de agosto del año pasado que regula la construcción de instalaciones de energías renovables en la Comunitat. Según denunciaba Cambra en declaraciones a Levante-EMV, dicha regulación aprovecha vacíos en los planes urbanísticos locales para abrir la puerta a la instalación de plantas fotoeléctricas. «Por ejemplo, la regulación de Moixent tiene veinte o treinta años de antigüedad, y no contempla esa posibilidad, claro», ejemplificaba el productor vitivinícola.

La diferenciación de criterios a que arroja el decreto de la Generalitat se pone más de manifiesto en el territorio de las Alcusses, el paraje en el que se ubica el poblado ibero de la Bastida. Allí, mientras los propietarios de casetas encuentran enormes dificultades a la hora de instalarse placas solares para el autoconsumo —debido a la protección específica al respecto—, un proyecto en el mismo territorio busca construir una explotación fotovoltaica de cuatrocientas hectáreas. «Estos terrenos cuentan con ciertas protecciones. Nosotros mismos nos las hemos encontrado en nuestro trabajo. Pero este nuevo decreto se ventila todas estas reglamentaciones, es un auténtico expolio», lamentaba Rafa Cambra.

Frente a ello, la Societat de Viticultors i Productors de les Terres dels Alforins celebró una reunión presencial el pasado domingo, para estudiar la situación a la que les aboca el proyecto energético y considerar las acciones a realizar. Además de los encuentros con los responsables autonómicos, también buscan crear un frente común con los ayuntamientos de la Font de la Figuera, Moixent y Fontanars dels Alforins, con colectivos vecinales, asociaciones ecologistas y otros grupos empresariales de la comarca, para unificar las reivindicaciones y organizar la presión. «No estamos en contra de las renovables, para nada», recuerda Cambra, «pero al final se trata de que cuenten con nosotros para seleccionar las tierras».

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