Se cumplen casi diez años que el cruce de la carretera del Portitxol con la Guardia se regula con una rotonda. Una glorieta en que permitió regular el tráfico de entrada y salida. Pero una infraestructura en la que se olvidaron de habilitar pasos de peatones.

Los vecinos son conscientes de ello y han reclamado desde hace ya varios años que se pinten estos espacios reservados para los usuarios. Permitiría desplazarse a la superficie comercial que hay en el otro lado de la carretera y conectar con la zona del Saladar. No es posible. Día a día se juegan la vida para cruzar esta vía fundamental en la conexión con las urbanizaciones del sur de Xàbia y que lleva a las principales calas del municipio. Tiene una alta densidad de tráfico.

Llevan años reclamando y se encuentran con la burocracia y las administraciones. La local y la provincial. La segunda es la titular de la carretera, la primera esquiva hacia la segunda.

Hace unas semanas, el portavoz de C’s en Xàbia, Enrique Escrivá, pidió a través de una moción que el Ayuntamiento «como administración más cercana» traslade a la Diputación la necesidad de habilitarlos en esa rotonda. Donde además se da la circunstancia que están preparada ya para acogerlos. La moción no fue debatida en el pleno y estuvo presente en la Comisión de Urbanismo celebrada la pasada semana. Allí el gobierno local mostró un informe en el que resume las demandas del municipio de cara a esta carretera, unas demandas que según indicaron la Diputación no habría atendido.

Los vecinos se han cansado de esperar un gesto de una administración y de otra, y este fin de semana pasaron a la acción. Han colocado carteles pidiendo que se pinten las zonas reservadas para los viandantes. Esperan que con esta acción sea resuelto.