Lo dice bien la escritora y periodista Empar Ferrer: «Les pesqueres no pertenecen al mar ni a la tierra; son una cuna que mece la luna». Las más singulares, las de cañizo (los mismos que se usan para secar al sol la pasa), están colgadas del abismo. Allí pasaban las noches los pescadores de los acantilados o encesers, como se les conoce en el Poble Nou de Benitatxell, esperando a que los peces picaran. Y les iba la vida. Los encesers eran humildes labradores y jornaleros. La mayoría no sabía ni nadar. Bajaban a la pesquera y pasaban la noche alumbrados por la luna y el carburo (su luz atraía a los peces y sepias). Al día siguiente, vendían el pescado y sacaban algo de dinero que llevar a casa. Pura supervivencia. Pero también, como subraya Empar Ferrer, en esa peripecia late «la pasión y la aventura».
Les pesqueres son un arte de pesca singular de la Marina Alta. El fotógrafo Jake Abbott las descubrió hace 20 años y quedó fascinado. Junto a Felipe Escolano y Josep Buigues Català, Pep Sopa, uno de los últimos encesers, inició una tarea enorme. Empezó a tomar fotografías de las precarias escaleras y cuerdas por las que bajaban y luego trepaban los pescadores. Quiso conocer a esos osados hombres que habían imaginado caminos inverosímiles (y sostenibles) en la naturaleza más hostil. Acudió a las casas de las familias, mayoritariamente del Poble Nou de Benitatxell. «Entonces tenía el pelo largo y barba y no sabía muy bien lo que podían pensar. Toqué a las puertas y me abrieron sus casas y su corazón», rememoró el viernes Jake Abbott.
El fotógrafo retrató a los pescadores y a sus mujeres, heroínas que se quedaban a cargo de la casa y los hijos y pasaban las noches en vela temiendo que a sus maridos se los tragara el mar. Felipe Escolano grabó sus testimonios. El documental es la próxima etapa en este colosal reto que salva la memoria de les pesqueres.
Ahora ese trabajo de 20 años se ha hecho libro. Se titula «Nits de tinta». Los pescadores volvían de la pesquera con las manos y la cara tiznadas de la tinta de las sepias y calamares. La obra difunde las extraordinarias fotos de Jake Abbott. Y es un hito. Inmortaliza este patrimonio único.
En 1998, se publicó el libro «Nits i peixos en les pesqueres de cingle», de Toni Barber, Ismael Guardiola y Miquel Almenara. Era un trabajo etnográfico e histórico. «Nits de tinta» apela a la emoción. Un extraordinario dibujo de Joan Castejón de unas manos agarrando un calamar ilustra la portada. Colaboran los historiadores Toni Barber y Miquel Almenara. Empar Ferrer explora el territorio mítico de les pesqueres con dos relatos. Quique Dacosta y Juanfra Valiente aportan una receta de Ous de sépia a la bruta. La profesora e investigadora de la cultura popular Roser Cabrera prologa el libro. Y el naturalista Joaquín Araujo lo cierra con un sabio epílogo.
«Nits de tinta» es una obra monumental. Se presentó el viernes en el Poble Nou de Benitatxell (Xàbia es el otro pueblo con más pesqueres y también las hay en Teulada Moraira, Calp y Altea). Y era de justicia que este libro viera la luz en el territorio de los encesers. El ayuntamiento hace fuerza por recuperar y difundir este legado único. Firmó con Jake Abbott un convenio de 20.000 euros para que el fotógrafo pudiera publicar la obra. De esa cantidad, 10.000 euros corresponden a las fotos que ha adquirido el consistorio y que ya se exponen en el Espai Pesqueres. El consistorio se ha quedado 350 ejemplares que ha repartido a los pescadores y sus familias.
Además, el alcalde, Miquel Ángel García, anunció el viernes que ya están trabajando en crear «un espacio experiencial que mostrará este singular arte de pesca y la historia de los encesers y sus familias».
