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Segart alerta del riesgo de derrumbe de dos torres de su castillo del siglo XIII

El ayuntamiento ha elaborado un plan director para reclamar una urgente intervención a la Conselleria de Cultura El objetivo es preservar el monumento, ponerlo en valor y poder hacerlo visitable para poder darlo a conocer

El presidente de la asociación histórica de Segart, mostrando una de las deterioradas torres. | DANI TORTAJADA

Después de 800 años sobreviviendo al paso del tiempo, la acción humana y a las inclemencias meteorológicas, las dos torres principales del Castillo de Segart ya no aguantan más. Las distintas inspecciones técnicas que se han realizado en el monumento han señalado el riesgo de derrumbe que existe entre el poco legado que queda del bien patrimonial más preciado por los habitantes de esta pequeña localidad del Camp de Morvedre.

Ante el inminente peligro, el ayuntamiento se ha puesto manos a la obra y ha redactado un plan director con el que reclama a la Conselleria de Cultura una actuación urgente en el Castillo, ante el temor de que desaparezcan los restos de sus dos emblemáticas torres.

La administración calcula que una inversión cercana a los 200.000 euros permitiría «la puesta en valor del monumento y sacarlo de la ruina progresiva en la que se encuentra», explicaba a Levante-EMV el alcalde, Francisco Garriga.

Pese a que este castillo es uno de los más pequeños de la comarca, historiadores y cronistas de la zona aseguran que fue uno de los más bonitos, tanto por su ubicación como por su diseño, como aseguraba a este diario el presidente de la asociación histórica de Segart, José Ramón Carbonell. Se trata de una fortaleza de origen musulmán, situada en lo alto de un cerro desde donde se pueden divisar tanto la sierra Calderona y la Baronia como el mismo pueblo de Segart.

El conjunto patrimonial estaba compuesto además por una muralla, casi inexistente, de la que apenas quedan restos, ya que parte de sus piedras fueron utilizadas antaño para la construcción de bancales, mientras que otras han sido pasto del desgaste y de los años. Junto a éste y en la parte más alta de la montaña se encuentra el aljibe, apenas irreconocible.

El ayuntamiento clama una inminente intervención para preservar no solo los restos, como las dos torres que protegen la antigua entrada al recinto fortificado por la parte norte, sino todo el conjunto, bajo el deseo de hacerlo visitable y poder darlo a conocer a las generaciones venideras y a muchos residentes en la zona que desconocen de su existencia o su historia.

Por eso, entre las acciones que recoge el plan director está la mejora de los accesos. «Actualmente se sube por una senda que no está en condiciones y exige de una actuación», explican. Además, el alcalde adelantaba de la necesidad de señalética y paneles informativos con la descripción y la historia del monumento. No obstante, recalcaba a este diario que la prioridad es «la intervención en las torres».

La fortaleza fue conquistada por Jaime I, quien luego la cedería al obispo de Vich, pasando por muchos propietarios, hasta que en el siglo XVIII fue repoblada por viejos cristianos de tierras catalanas.

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