Atacar el problema desde la raíz. Es el planteamiento que se hizo el Consorcio Valencia Interior para impulsar esta iniciativa, única en la Comunitat Valenciana, a través de la cual se recogerán los residuos orgánicos de los grandes generadores en el espacio mismo donde se produzcan. Se han firmado medio centenar de convenios por los que un camión especializado del CVI recogerá el contenedor marrón que llenen en residencias de mayores, supermercados, colegios o centros educativos, un proceso como el que se mostró ayer en el Complejo Educativo de Cheste. Es uno de los primeros centros que entró a formar parte de este programa piloto donde intervienen 13 municipios. En este centro educativo asisten unas 3.000 personas al día y alrededor de 400 viven aquí, por lo que desayunos, almuerzos y cenas generan un elevado número de residuos orgánicos cada día. «Es fundamental separar correctamente los restos orgánicos y que no contaminen el plástico y el cartón; con este programa garantizamos que los biorresiduos se recogen y tratan solos para su correcta reconversión y reutilización en abono», explicó Robert Raga, alcalde de Riba-roja y presidente del CVI.

Con él se encontraba el alcalde de Cheste, José Morell, y el concejal de Servicios Municipales, José Vicente Guijarro. Morell aseguró que este programa forma parte de la línea estratégica del municipio en recogida y gestión de residuos. Como ellos, el CVI ha establecido contactos con más de 200 entidades y organizaciones y con 50 ya están funcionando a la espera de que el resto se una.

Por ahora, según explicó el gerente del CVI, Ángel Rodríguez, se ha entregado un contenedor (o dos, como en el Complejo de Cheste) de orgánico para tirar allí todos los residuos generados. El cubo tiene integrado un sistema de cierre que se abre con la tarjeta de Mi Cuenta Ambiental y cada apertura queda registrada.

El consorcio ha dispuesto de un camión único de recogida de este desecho para evitar que se mezcle con otros materiales y dispone de un sistema de lectura del chip del contenedor, por lo que se sabe cuántas veces se ha utilizado. «Desde el consorcio podemos comprobar que este servicio está funcionando bien y reducir la tasa que paga por el tratamiento de las basuras», explicó Rodríguez.

Esta recogida tiene más sentido si cabe porque tanto la planta de tratamiento de Llíria como la de Caudete tienen una línea para gestionar los residuos orgánicos. En ambas plantas, estos biorresiduos pasan los procesos de maduración necesarios para que se conviertan en abono con los que nutrir parques, jardines o campos.

Dar vida a los residuos

Esta iniciativa es complementaria a la que el CVI implementó en 2017 de compostaje doméstico, por la que la institución cede a los residentes en cualquiera de las seis comarcas donde trabaja una compostadora para tratar sus propios residuos en casa.

Raga agradeció a la Diputación de València, la Generalitat y los fondos Feder que hayan participado con sus fondos en la puesta en marcha de este proyecto. «Es un proceso de economía circular directo: se recoge un residuo, se trata y vuelve a ser útil para nutrir las viñas de Cheste o los naranjos de Riba-roja», señaló Raga.